La sociedad dominicana debe estar alerta ante los concursos de oposición docente de “güevitas” que tratan de montar, alejados de la Normativa 09/15 del MESCYT y de otras decisiones vinculadas al Pacto Educativo Nacional.
Evaluar, analizar la experiencia educativa del pasado año escolar es un imperativo.
entar al pueblo.
Nadie sabe en qué se han invertido los casi 15 mil millones de pesos que han tomado en préstamos, quizás ni ellos tampoco.
Los productores de zanahorias, ajo, papas, cebolla, mangos y otros rubros siguen perdiendo dinero por no poder colocar a tiempo y buen precio sus cosechas.
Los ganaderos en crisis prefieren regalar la leche.
Los productores de cerdos en la frontera han visto morir miles de unidades, van camino a la quiebra y las autoridades nada dicen.
Los medios de comunicación, los de aquí y los de fuera, al parecer, abandonaron hace tiempo la vocación y sentido pedagógico de informar para abrazar la farándula, el ocio, el odio, el chiste y el chisme.
Los hechos son los hechos, confirmados o no. La prisa moldea el periodismo de este siglo.
Los lectores no saben si lo que leen es verdad o no. Ni siquiera es que sea una posverdad (una verdad adornada de mentiras), es que puede ser una mentira pura y simple, relatada por un medio de “confianza”. La situación es grave y penosa.
Expresado en porcentajes, el estado de la vacunación de la población dominicana mayor de 18 años es la siguiente:
1-Con una dosis, 70.5 %
2-Sin vacunar, pendiente primera y segunda dosis 29.5 %
3-Con la primera dosis, pero pendiente de la segunda dosis, 19.2 %
4-Completamente vacunados con 2 dosis, 51.3 %
Veinticuatro instituciones pagarían con cheques. No son pocas. Esa práctica pertenece al pasado. Se prestaba a mucho chanchullo.
Que será “temporal”. ¿Cuánto tiempo es “temporal”?
Que son sólo 25 mil empleados. Es decir, 25 mil cheques. Hablamos de papel, tinta, impresión, logística… No es malo el negocito.
Que es un “pago auditado” para detectar “botellas”. ¿A un año de gobierno y millares de cancelaciones?
También pueden hacerlo vía electrónica. Es fácil. Es rápido. Se llama a presencia a los casos concretos. Es (o debe ser) el pan de cada día de las instituciones.
Incluso antes de la pandemia, la necesidad de vivir y permanecer en comunidad me ha parecido importante, insustituible.
Y encontrar una comunidad como la mía, de la que hace días he querido contarles, es gozo y tesoro, sin intención de que suene poético.
Ojalá es casa, familia y escuela. Aquí nos hemos dispuesto a conectar e invitar a participar a ser constructivos.
Aquí reconocemos los problemas sociales, acompañamos sus luchas y entendemos que juntos es la única manera de encontrar soluciones posibles y duraderas.
Sabemos que la infoxicación es un problema latente y queremos colaborar en la permanencia, democratización de una nueva comunicación y convivencia digital.
En 2016 fue publicado el Estudio de Disponibilidad y Demanda de Agua por Provincia, del ingeniero Gilberto Reynoso. Muy difundido. Sirvió para sensibilizar a las autoridades y crear opinión sobre el gran reto del manejo del agua.
Al menos, vistas públicas deben hacerse antes de aprobar las nuevas leyes del agua, y no sacarse de la manga diez presas y dejar al verbo resolver el problema crónico de la falta de agua en 22 provincias, sin aclarar cómo van a mejorar las condiciones de las 17 cuencas productoras de agua, en peligro por la minería y la deforestación.
No nos oponemos al desarrollo, sino a la gestión no participativa de un recurso que compromete la vida de todo un país.
Las razones esgrimidas sin fundamentos sólidos para la tercera dosis, el Plan de apertura semanal, estructurado al margen de toda consideración del ciclo viral, así como la evidente presión económica y política de abrir de par en par la sociedad están a la vista.
Han bajado el número de pruebas y cada vez más relegando la PCR en beneficio de las pruebas de antígenos. Y en esa carrera llevan tanto la positividad diaria como la de las últimas cuatro semanas. Apertura y datos sanitarios deben “machear”.
Para justificar la tercera dosis se esgrimió el “cuco” de la variante Delta y este es el momento en que no se ha hecho un esfuerzo serio de detección de su presencia en el país o no.
Muchas veces se dicen mentiras piadosas para no afectar a quien debería escuchar verdades amargas.
El gobierno del Cambio deja a un lado el dicho popular para mentir sin piedad.
Con tantas quejas e insatisfacciones es mentira que el gobierno tenga un 68 % de aprobación (cariño) popular.
Pro Consumidor miente al decir que los alimentos bajaron un 25 %, una burla a la gente que ya no aguanta los aumentos de la comida.
Esconder y no ser claros con los manejos que están haciendo con las Edes y Punta Catalina es otra manera de preparar mentiras que al final vamos a pagar muy caro.
La pandemia del coronavirus ha planteado sin éxito a la humanidad una evolución de sus sociedades.
Las reflexiones y discusiones hoy, a más de un año de la enfermedad, deberían ser sobre la urgente necesidad de universalizar los sistemas de salud y volcar las políticas públicas hacia el desarrollo humano y la conservación de la Casa Común, como llaman al planeta Tierra los teólogos de la liberación.
Sin embargo, adonde se ha evolucionado es hacia el ensanchamiento de la brecha entre ricos muy ricos y pobres muy pobres. La desigualdad es una pandemia de mil variantes.
El fracaso gubernamental en construir e instalar un relato sobre la mejora del salario mínimo a los trabajadores, anunciada como buena noticia y acontecimiento histórico, ha puesto en riesgo otro relato en gestación: el de la mejora fiscal (llámese ajuste, reforma o pacto fiscal).
La torpeza comunicacional fue aún más allá afectando el esfuerzo hecho en instalar el relato muy bien estructurado que dice así: «RD vive shock inflacionario pasajero de origen externo».
Al parecer, la ansiedad por deslumbrar y el exceso de confianza en gestionar emociones populares, impidió al Gobierno medir la fuerza de la realidad.
Empresarios y gobierno recientemente han querido aliviar la herida abierta por la inflación en el corazón trabajador, pero no han hecho más que empeorarla.
El incremento no recupera el salario perdido. Por tanto, no restituye la capacidad de compra.
Hace poco, botánicos constataron cómo el café y el ganado siguen destruyendo la biodiversidad. Hasta una carretera de Agua Prieta-Derrumbadero están construyendo para atravesar la sierra. Zonas ya registradas en 2019, como Bonete y Los Bolos, siguen siendo deforestadas y convertidas en cafetales y potreros.
La pandemia y sus múltiples efectos nos ha puesto a prueba y también nos ha revelado el valor que tiene mucha gente que realiza oficios cotidianos que casi nunca valoramos en su justa dimensión.
Es justo sacar un ratito para pensar y agradecer a estos seres humanos por su labor, reconocerles su entrega, abrazarles y decirles sencillamente: ¡gracias por su entrega!
El indómito y bravo pueblo dominicano se recuperó de 12 años de Gobierno que nunca legitimó en las urnas, de revueltas por crisis económicas, de otros diez años de elecciones amañadas, de la quiebra de bancos y la mala gestión administrativa.
El ADN de este pueblo está compuesto de resistencia. Resiste con entusiasmo. Se supera, avanza, no detiene el paso, tiene fe en el mañana.