La peste
Nadie sabe el nombre la calle que transita. Y a nadie le importa. Nadie sabe adónde va el día, adónde van los días. Porque todos los días son el mismo día. Y eso no importa.
Nadie sabe el nombre la calle que transita. Y a nadie le importa. Nadie sabe adónde va el día, adónde van los días. Porque todos los días son el mismo día. Y eso no importa.
Un hombre tomó del brazo a su hijo y lo llevó al patio de la casa. Allí le entregó un trozo de metal pequeño, del tamaño de una almendra.
Con denuedo, el pueblo dice que está listo; tiene ganas de protestar, se advierte en sus ojos. Desempolva, enjabona y enjuaga las ganas de luchas, que ya están tendidas al sol.
Se agradecen favores. Así decía el cartel pintado de letras negras, en la calle Baltasara de los Reyes. La tarde despuntaba con el sol muriendo tras los edificios.
50 mil, no han bastado para que duela. Y nadie piensa hacer algo. Nadie salvó a los 50 mil. Nadie salvará a los que faltan por morir ante nuestros ojos.
Y nadie se conmueve. Como si en el pecho no molestara el peso de tanta injusticia.
Yo prefiero hablar de los que se quedan, de los que se atreven a luchar, de los devotos de la conciencia, de los prendados de incólume moral, de los que reafirman el afecto hacia sus compañeros y la casa que los acoge.
Era 25 y septiembre. Era miércoles la mañana del incipiente otoño de 1963 cuando los traidores del pueblo madrugaron un Golpe.
En República Dominicana, siguiendo el patrón neo neoliberal con ribetes de fascismo, el Gobierno del PRM pretende eliminar instituciones, bajo el eufemismo de «fusión».
Mataron los hombres, mas no las ideas;
impregnadas han quedado en la memoria
de los que luchan contra viento y marea.
Los pueblos siguen escribiendo su historia
Salvador Allende trazó la tarea:
insistir en la lucha hasta la victoria.
Los abusos, atropellos, el desmonte de políticas públicas y la negación de derechos no pueden llevarnos a la resignación de que nada va a cambiar después del Cambio PRM.
A los trabajadores hay que compensarles con un aumento cada año, las pérdidas del valor del dinero que se ha tenido por la inflación.
Aquí no se puede hablar
y pensar está prohibido
olvidar es el camino.
Y nadie puede soñar
con eso del bienestar.
Pedirlo, ya es un exceso
así que olvídense de eso.
Abandonen esa fe
¿y cómo me piden que
retroceda el retroceso?
El Congreso está alineado
no hace falta discusión
porque la Constitución
necesita otro candado,
dijo el dueño del colmado.
¡Hay que acatar su deseo!
Y como el señor Morfeo
anda durmiendo a la gente,
se cree bueno, el presidente
y no El Malo o El Feo.
El relato no cuenta la realidad y los hechos son mentira, de verdad. Absolutamente todos estamos expuestos a informaciones falsas, despachadas desde medios de comunicación a los que les atribuimos, de manera inocente o ingenua, cierta credibilidad.
El presidente de la República cumple en agosto un año implementando este programa televisivo, radial, multimedia, transmitido desde el Palacio Nacional.