¿Será suficiente?
Creyó que podía matar y mató. Mató hasta la esperanza.
Se creyó divino.
Creyó dominar. Creyó apropiarse de todo.
Y se vio en medio de la nada.
Creyó que podía matar y mató. Mató hasta la esperanza.
Se creyó divino.
Creyó dominar. Creyó apropiarse de todo.
Y se vio en medio de la nada.
A todas luces, el reclamo de la comunidad es justo. Defienden sus derechos ante una multinacional más que cuestionada.
Un muchacho enamoró a una muchacha, como lo haría un macho.
Se llevó la muchacha y, como macho, le pegó tres muchachos.
Él era un macho y por eso la golpeaba. Le exigía cosas que exigiría un macho. Y la celaba como lo haría un macho.
El primer día de mi muerte abrí los ojos temprano y no vi el sol.
Tampoco llegó la noche.
No era día el primer día.
No había verbo ni tiempo.
Varios estados en Ecuador aún viven bajo toque de queda ordenado por el Gobierno. Hoy, con un sistema de partidos penosamente debilitado, con crisis social y económica, el pueblo ecuatoriano vive en el desconcierto.
Nadie sabe el nombre la calle que transita. Y a nadie le importa. Nadie sabe adónde va el día, adónde van los días. Porque todos los días son el mismo día. Y eso no importa.
Un hombre tomó del brazo a su hijo y lo llevó al patio de la casa. Allí le entregó un trozo de metal pequeño, del tamaño de una almendra.
Con denuedo, el pueblo dice que está listo; tiene ganas de protestar, se advierte en sus ojos. Desempolva, enjabona y enjuaga las ganas de luchas, que ya están tendidas al sol.
Se agradecen favores. Así decía el cartel pintado de letras negras, en la calle Baltasara de los Reyes. La tarde despuntaba con el sol muriendo tras los edificios.
50 mil, no han bastado para que duela. Y nadie piensa hacer algo. Nadie salvó a los 50 mil. Nadie salvará a los que faltan por morir ante nuestros ojos.
Y nadie se conmueve. Como si en el pecho no molestara el peso de tanta injusticia.
Yo prefiero hablar de los que se quedan, de los que se atreven a luchar, de los devotos de la conciencia, de los prendados de incólume moral, de los que reafirman el afecto hacia sus compañeros y la casa que los acoge.
Era 25 y septiembre. Era miércoles la mañana del incipiente otoño de 1963 cuando los traidores del pueblo madrugaron un Golpe.
En República Dominicana, siguiendo el patrón neo neoliberal con ribetes de fascismo, el Gobierno del PRM pretende eliminar instituciones, bajo el eufemismo de «fusión».
Mataron los hombres, mas no las ideas;
impregnadas han quedado en la memoria
de los que luchan contra viento y marea.
Los pueblos siguen escribiendo su historia
Salvador Allende trazó la tarea:
insistir en la lucha hasta la victoria.
Los abusos, atropellos, el desmonte de políticas públicas y la negación de derechos no pueden llevarnos a la resignación de que nada va a cambiar después del Cambio PRM.