La línea de la corrupción y el despilfarro
Es necesario y es urgente que el gobierno dé al pueblo dominicano una explicación clara de ese despilfarro incalificable.
Es necesario y es urgente que el gobierno dé al pueblo dominicano una explicación clara de ese despilfarro incalificable.
Mientras, en la misma Línea Noroeste denuncian incendios o tumbas en el arroyo Manaclas y el río Yaguajay, en el Saltadero del Naranjito y en Punta Bergantín de Puerto Plata.
Nuestro país necesita más reforestación y menos propaganda.
Al llegar al Altar de la Patria, un compañero me comentó: “¿usté vio eso de Abinader que va coger para los barrios a visitar? Hay bobo ahí”.
Al compañero no le faltó razón en su comentario: en el gobierno Abinader nada funciona y un escándalo sustituye a otro escándalo; hay bobo todo el tiempo.
Que Cuba no se doblegue. Que no se someta a la “democracia” made in USA que padecemos se interpreta en Washington como una derrota. De ahí la furia. El encono.
Otro tanto para los afectados por las presas de Monte Grande y Boca de los Ríos. A los primeros les inundaron los cultivos, a los segundos las casas y terrenos, sin indemnizaciones a la fecha.
Solo lo que ocurre actualmente con la distribución y despilfarro de más de CUATRO MIL MILLONES DE PESOS en bonos navideños sería suficiente para abrir una investigación al gobierno Abinader-PRM para marcarlo como el más inmoral de nuestra Historia.
La principal tarea del Ministerio de medioambiente es proteger y conservar nuestra biodiversidad, pero aun así todos los millones recaudados por los últimos ministros de medioambiente no han podido servir para cumplir esa tarea.
El PRM es el partido de la oligarquía dominicana. De los tutumpotes. Conmueve oír a APPROAMOLI suplicar al jefe de la oligarquía, quien les propina LA QUINTA Y MÁS DURA HERIDA: la de la indolencia.
Está claro que para el gobierno la prioridad no es la salud del pueblo ni de los ecosistemas, sino complacer a las multinacionales y favorecer los negocios de la oligarquía extractivista.
Por dondequiera que se pinche, el “cambio” bota pus, en una debacle institucional que arrastra el barco del país no sabemos hacia dónde, pero no es a buen puerto.
Los rellenos ilegales de los humedales se han hecho contra las paredes de residencias privadas, generando presión con riesgo de colapso, sin mencionar el impacto económico por la disminución de valor de dichas propiedades.
Con denuedo, el pueblo dice que está listo; tiene ganas de protestar, se advierte en sus ojos. Desempolva, enjabona y enjuaga las ganas de luchas, que ya están tendidas al sol.
No debe sorprender lo que pasa en La Vega. Allí se ha violado todo. Y debe quedar claro que todo tiene un responsable: el presidente Abinader. Todo ocurre con su consentimiento.
Los modelos climáticos indican que, mientras el Pacífico está enfriándose, dando paso al fenómeno La Niña clásico, en paralelo está surgiendo otra Niña en el Atlántico, es decir, las dos al mismo tiempo.
¿Hasta cuándo vamos a estar observando impávidos cómo se dilapida el erario público con semejante indolencia e impunidad?