Imagínate un escenario en que te hagan fraude en tu tarjeta. Que buena noticia que puedas bloquear tu tarjeta o que la entidad identifique esta situación y la bloquee automáticamente, evitando mayores pérdidas.

Muy bien, hasta que entras a tu aplicación móvil y no puedes ver tu producto, tu tarjeta. La entidad, ante bloqueo, la eliminó. Por lo menos, lo que se puede decir, es que ya no la ves. ¿Cuánto debes en la tarjeta? ¿Cuál es el monto que vas a reclamar? ¿Como sabes si no han hecho un nuevo cargo? Imagínate ahora que tienes certificados de depósito mancomunados con tu pareja.

Esta fallece y cuando vuelves a entrar a tu aplicación móvil, te das cuentas que la entidad eliminó todos tus productos.

¿Cuánto tienes ahorrado? ¿Cuándo vencen estos certificados? ¿A qué tasa de interés se están renovando? ¿Cuánto se está generando por concepto de intereses? Preguntas cuyas respuestas se obtienen yendo únicamente, de forma presencial a las oficinas y luego, de mucho indagar.

Esto que la entidad llama inconveniente técnico o configuración tecnológica, es una vulneración a la carta de derechos y deberes de los usuarios de los productos y servicios financieros que establece que el usuario tiene el derecho a obtener la información o documentación que necesite, a acceder a los productos y servicios sin discriminación alguna y a reclamar ante cualquier vulneración de sus derechos.

Las entidades financieras, organismo supervisor y regulador, se preocupan por hacer las cosas bien.

Por eso, cuando hay situaciones como éstas, hay que levantar la bandera roja y alertar a las autoridades públicas y privadas para que se produzcan cambios, quien sabe, si hasta normar esta conducta.

Las entidades deben permitir que sus usuarios tengan siempre acceso a su información. Siempre. Incluso si por razones de seguridad no puede realizar transacciones temporalmente, la información debe estar visible, clara y transparente para el usuario financiero. Es justicia.