Dejad toda esperanza
El director de Intrant, convencido de su genialidad, sugiere como panacea al tormento cotidiano el uso de GPS y salir una hora antes para llegar al lugar previsto. La propuesta encubre la convicción de impotencia.
El director de Intrant, convencido de su genialidad, sugiere como panacea al tormento cotidiano el uso de GPS y salir una hora antes para llegar al lugar previsto. La propuesta encubre la convicción de impotencia.
Los bombillitos vencerán la lobreguez y el desaliento. Fiesta y mañana gallos, que “la vida se hizo pa gozá namá” y en enero la Virgen de la Altagracia y el patricio, ayudarán a vencer los retos del 2025.
La arrogancia ética y la propaganda mostrará el rostro alegre de las niñas disfrutando el desayuno escolar. Niñas vulnerables, que no tienen protección en la casa, en el vecindario, en la escuela, en el templo. Será otro día para la fanfarria inútil.
El antiguo gerente de EDESUR, como si quisiera conjurar torpezas pasadas, pretende: “transformar el sistema de transporte dominicano, para que sea más seguro, eficiente, accesible y sustentable».
Las concesiones tienen forma de decretos, de contratos, de asesorías vicarias. Cuotas importantes para avalar ficciones institucionales, creíbles solo en los textos.
La fanfarria reformadora no oculta la impotencia para perseguir y evitar el crimen, asoma en la retórica oficial.
De nuevo la ratificación del estilo convertido en marca: presentar, defender y después, cariacontecido y magnánimo, transigir y clamar por la compresión y el diálogo inexistentes antes.
Los religiosos defendieron sus privilegios, fueron complacidos y de inmediato comenzaron a respaldar la “modernización fiscal” antes del discurso presidencial.
La iniciativa permitía desviar la atención porque algunos percances demostraban falsía en el discurso oficial como la crisis en el sector eléctrico, el sempiterno drama del tráfico impune de haitianos.
Más que su independencia, esta vez el Ministerio Público necesitará amianto para resistir el fuego y demostrar que una cosa es trabajar con la plaza a favor y otra enfrentar las miserias del poder desde el poder.
El gobierno se suma a la lucha transaccional contra el fentanilo, se regodea mostrando toneladas de drogas incautadas después de persecuciones hollywoodenses, pero rehúye enfrentar la distribución, venta y consumo local.
Miles de capitaleños todavía no conocen el mar Caribe, su límite visual es la cañada y su aspiración mayor es “tener un punto” en el callejón, el cierre de “La Cafetera” no les concierne menos el cambio de nombre de la calle Nicolás Ovando por Johnny Ventura.
Las reformas son el nuevo credo. La población debe concentrarse en un batiburrillo de propuestas para darle vueltas a la noria con omisiones y principios de la patria nueva sacrificados.
El refajo quedó al viento y un guasón que consulado no necesita, alteró el tránsito en Ciudad Gótica. Más que tierras raras, hay actitudes extrañas, arrebatos inconcebibles, como vender lo que no tenemos.
¿Dónde ubicar ahora las monsergas éticas y tanta prédica frívola y mendaz, repetida por incautos y también por oportunistas?