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¿Refundar el PLD?
El PLD ha sido la escuela política más importante que ha tenido la República Dominicana desde La Trinitaria. Quienes pasaron por sus organismos aprendieron a valorar el tiempo.
El PLD ha sido la escuela política más importante que ha tenido la República Dominicana desde La Trinitaria. Quienes pasaron por sus organismos aprendieron a valorar el tiempo.
Si seguimos creyendo, como cree el gobierno, que Danilo es el problema o que el problema es cuántos miembros debe tener un Comité de Base, etcétera, seguiremos perdidos.
El debate Trump-Biden deja en cueros a la democracia norteamericana y a su clase gobernante y advierte sobre la profunda crisis política, social, económica y moral que abate a la gran potencia, una noticia muy grave para el mundo.
Ojalá que lo que hemos visto hasta ahora no vaya a peor y que pueda la humanidad salir sin mayores daños del parto a que está convocada.
Recuperar la mística del servicio es lo único que puede volver a hacer del PLD el más poderoso partido de República Dominicana.
Esa mística sólo se consigue en el camino de regreso hacia el pueblo. Camino que conocemos muy bie
Juan Bosch: pensamiento y acción política, de Luis Fernández, trae a este momento crucial la vida y la obra del dominicano más sobresaliente de nuestro siglo XX.
Desde que llegó, el presente gobierno mostró su catadura oligárquica. De nuevo el frente oligárquico castra la democracia dominicana y los objetivos de Los Trinitarios. Como en 1810. Como en 1861. Como en septiembre de 1963. Como en abril de 1965.
La obra monumental de gobierno de Danilo Medina no era noticia ni siquiera para los aspirantes eternos. Su cuestionamiento, sí.
Por delante queda hoy la tarea de reparar la nave y corregir el rumbo. El pueblo y Juan Bosch esperan.
Danilo Medina lo decía al finalizar el IX Congreso: “El PLD se gestó como una institución al servicio de la gente y del progreso, dentro o fuera del poder”. Y agregaba:
“…el PLD se renueva afianzando los principios éticos y democráticos que nos enseñó el líder y maestro, el Profesor Juan Bosch…”.
Revisar ese discurso y las metas del IX Congreso sería la primera tarea. ¿Queda claro?
La mejor reforma fiscal son la austeridad, la eficiencia y la buena planificación. Todo lo que le falta a este gobierno derrochador.
No hay planes. Por tanto, no hay evaluaciones ni seguimiento científico. Todo se despacha con promesas. Promesas antes, promesas ahora y para después.
No es poco lo que nos jugamos el próximo mayo si no acudimos masivamente a votar para cambiar de rumbo.
Desde el púlpito, los pastores católicos fueron eco de los padecimientos del pueblo dominicano y uno de ellos hasta preguntó al Presidente si sentía que podía decir que “todo está cumplido”.
Aunque logró acaparar las alcaldías, no logró aumentar la votación del PRM del 2020. Todo lo contrario, el PRM como partido disminuyó su votación en casi 300 mil votos.
Salir del estado de shockes es tarea fundamental y solo se consigue con la movilización popular para lograr la votación masiva que quiere impedir el PRM por razones obvias.
La abstención no es democracia. La democracia es sobre todo participación, compromiso. Una gran participación popular en las próximas elecciones puede salvar la democracia dominicana.