En Educación la fiebre no está en la sábana
La fiebre no está en la sábana. El problema no es el 4%. Ni es PISA. El problema es de incompetencia y estrechez de miras del “cambio”.
La fiebre no está en la sábana. El problema no es el 4%. Ni es PISA. El problema es de incompetencia y estrechez de miras del “cambio”.
Quebrada y endeudada está la economía nacional. Este año probablemente el PIB no llegue al 3% después de mantenerse en más del 5% por varias décadas.
¿Es que tenemos un gobierno tan incompetente que no se da cuenta de lo que está haciendo?
El presidente tapa una promesa incumplida con otra. Un escándalo tapa otro. El gobierno es un barco sin rumbo. Los funcionarios se sortean las culpas.
Estos Nubarrones Malva son un verdadero triunfo. De Marissabel. Del cine dominicano de calidad ya desde la ópera prima de una directora, guionista, actriz, cantante, escritora que va creando, trabajando por la vida…
Amante de la improvisación y el virtuosismo del jazz, pasea esas influencias por los Veintiocho discos de larga duración, todos con arreglos suyos, que legó el maestro Félix del Rosario a nuestro acervo cultural musical.
Es evidente ya que al presidente Abinader y sus socios les salió el tiro por la culata. Porque el pueblo dominicano ya cogió la seña a sus trucos de cámara reeleccionistas en la Frontera. Esperemos los nuevos.
El presidente, como gran oligarca y jefe político de su clase, controla política y mercados, y patriotero –como Báez y Santana—tiene negocios y tema de campaña: Haití.
Que el presidente se aparte y permita a la vicepresidenta y al canciller encabezar una comisión que haga el trabajo que debió haber hecho el gobierno hace dos años.
Su incapacidad para planificar, monitorear y evaluar sus propios acuerdos con las autoridades haitianas es la responsable de la crisis que ahora afecta de manera trágica a miles de personas que a ambos lados.
Inmovilizado su IMAE. Aturdido. Aterrorizado. El pueblo se pregunta callado: ¿Qué ha pasado que no se ve el chele?
Hoy hay que recordar a Salvador Allende. A Chile y a los muertos de las Torres Gemelas. Es 11 de septiembre. Es otro Día del Terror. Terror largo que no acaba.
Quienes nos gobiernan hoy son los continuadores de aquéllos que querían depositar lodos cloacales en Oviedo en los años 80 y depositaron toneladas de rockash en Samaná en su gestión del 2000-2004.
“Honesty is such a lonely word”, dice la canción, y en boca del presidente esa prometida honestidad no es sino simulación. Peligrosa simulación.
Al abocarnos al final incierto del reino de Abinader y el PRM no debemos sino desear que no haya más daños para nuestro sufrido pueblo.
Treinta y dos muertos, decenas de heridos y mutilados—algunos discapacitados para siempre—negocios dañados, viviendas destruidas, una población consternada… requieren mucho más que evasivas, informaciones a medias, dilaciones o dubitaciones. Reclaman aquella luz.
No debe sorprendernos que siembre en Guyana quien tiene una fortuna en paraísos fiscales, endeuda al país sin un plan y en oscuros fideicomisos entrega Pedernales a sus socios nacionales y extranjeros.
La deshonestidad y el descaro tipifican semejante acción. Se trata de millares de dominicanos y dominicanas cuyos datos han sido usados sin que se les consultara. Un “copy paste” delictivo.