Del lloro al crujir de dientes

15-09-2025
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Lo que nos informa el incremento del costo del dólar es que seguirán nuestros dolores.

Que tengamos que buscar más pesos para conseguir un dólar no es gran cosa para una persona común, pero para un comerciante es el aviso de que tiene que buscar más dólares para adquirir las  mercancías, y ese aviso al comerciante es la desgracia del consumidor.

Porque tan pronto se da cuenta del fenómeno, el comerciante traspasa el aumento de la moneda estadounidense al precio de los bienes y servicios con que negocia. Esto es, más inflación para las familias.

El gobierno estaba conteniendo ese costo con préstamos. Una política tan incorrecta como no cobrar aranceles para que se los gane otro; cosa que al gobierno no le importa.

Lo que nos ha dicho recientemente el Banco Central en un comunicado es que no habrá inyección de dólares al mercado para bajar el dólar y que preparemos nuestros bolsillos para la nueva ola de aumentos de precios.

Las medidas anunciadas por el Banco Central son paja para la garza. La inflación continuará arruinando los salarios y la vida de la gente.

Lo hicieron del 1978 al 1986. Lo hicieron del 2000 al 2004.

¿Por qué no lo iban a hacer ahora?

Era cuestión de tiempo.

De esperar que empezaran a surtir sus efectos las políticas de endeudamiento imprudente; de incremento insensato de las importaciones para privilegiar a favoritos del cambio; de aumento alocado del gasto público corriente como si el dinero se recogiera en las esquinas; de descuido de la producción nacional y de deterioro de la inversión de capital.

La compra en el supermercado o el colmado nos lo dice todo. Primero nos tocó el lloro, ahora será el crujir de dientes.