Yolas de la vergüenza
Miles, ya desesperados,
en masa se van al note;
sin visa y sin pasaporte
se van los dominicanos.
Huyendo del muladar,
en busca de mejor suerte,
en cambio, encuentran la muerte
en la selva o en el mar.
Miles, ya desesperados,
en masa se van al note;
sin visa y sin pasaporte
se van los dominicanos.
Huyendo del muladar,
en busca de mejor suerte,
en cambio, encuentran la muerte
en la selva o en el mar.
Nublado estaba aquel día
cuando escuché el estallido.
Por abusos del marido
se querellaba María
y entrando a la Fiscalía,
José Valdez Amarante,
apuntando desafiante,
en la frente, con certeza,
le disparó en la cabeza
y la mató en un instante.
La bomba busca destino.
La bomba mata el asombro
y deja bajo el escombro
cadáveres palestinos.
¡No hay estelas en la mar!
Caminante, no hay camino
para el pueblo palestino
que se desangra al andar.
El audaz plan que maquinan
muy pronto se hará efectivo
pues con el Ejecutivo
y el Congreso que dominan
dos reformas se avecinan:
una constitucional
y la otra, que es fiscal.
Agua viene; suena el río.
Se lo digo, amigo mío
¡Ese huevo quiere sal!
Ahora los apagones
son por el calor ardiente,
así dijo el presidente,
sin presentar soluciones.
Prometer y no cumplir,
inventando cada excusa,
así es que el Gobierno abusa,
poniendo el pueblo a sufrir.
Imagínese que una fuerte tormenta se lleva de cuajo una casa en la que habitan cinco miembros de una familia: el padre, la madre y tres hijos.
Ante el inconveniente de la casa destruida, los integrantes de la familia programan un encuentro, con el fin de discutir las acciones a tomar para reparar la vivienda: comprar puertas y tablas, arreglar el jardín, etc.
Esparcieron el veneno:
virtud por degradación
y no pidieron perdón.
Permiso no pediremos.
A luchar, dominicanos,
conquistemos nuestros sueños,
como legítimos dueños
del futuro que soñamos.
Asesor del asesor
aparece en nominilla,
pagado de la costilla
del triste trabajador.
El «moralista» aparece
en la nómina bordado,
pues su moral del pasado
eran puros intereses.
Juan Morales, defensor
de un río de la montaña,
se encontró con la guadaña
de un infame malhechor.
Su sangre el suelo bebió,
la noche llevó su alma;
el río perdió la calma,
con furia se desbordó.
Mariposa azul marino
que tienes un ala rota,
¿quién te ha herido, mariposa,
al volar sobre el camino?
Derrota el humo y las balas
que encuentras en el camino
y, abrazando tu destino,
regresa al batir de alas.
Blanqueamiento de corales
y bosques en extinción.
Hoy la contaminación
se planta en nuestras ciudades.
El llamado es simple y llano:
¡Rescatemos el planeta!
Nuestra única riqueza,
salvación del ser humano.
Ha pasado el jolgorio y en la plaza del pueblo quedaron los escombros del desenfreno y la locura: los panfletos, el plástico inmortal y contaminante, el grafiti que vandaliza y mancha, y los borrachos de oficio y vocación.
Asaltaron al Reservas
y también al Popular.
¿Qué más tiene que pasar?
Horizonte no se observa.
Con chalecos antibalas,
con fusil y con pistola,
el crimen es quien controla
y la gente está aterrada.
Claudia Sheinbaum ha ganado
con apoyo de Obrador,
presidente redentor
del México abandonado.
Ha triunfado la cordura
frente al hilarante absurdo.
Para el pueblo llegó el turno:
votó contra la locura.
El pueblo desorientado
que hace vida bajo el cielo,
como triste jornalero,
está frenando en el aro.
Hoy el colmo está colmado
de trivial indiferencia.
El pueblo, con su paciencia,
sigue frenando en el aro.