Querida, olvidé agacharme

17-07-2024
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

La oreja de Donald Trump ha sido víctima de un atentado. El intrépido candidato presidencial, una vez más, demuestra a la fanaticada por qué es el elegido para dirigir los destinos de Estados Unidos, luego de esquivar cinco disparos, ante el asombro de los presentes.

En tarima, mientras se escuchaban los disparos, el inmenso Trump seguía hablando inmutable, como si su discurso detuviera las balas. Pero olvidó, al parecer, la lección que Reagan legó a las futuras generaciones de candidatos y presidentes: agacharse.

En 1981, en el hospital, tras recibir disparos, el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, dijo bromeando a su esposa: Querida, olvidé agacharme.

Ya se han publicado videos de personas que estuvieron presentes en el evento de Trump, los cuales han narrado que advirtieron al servicio secreto sobre el tirador en el tejado; el cuerpo de seguridad, según narran, sólo decía que sí y daba vueltas en círculos, quizás intentando hacer la danza de la lluvia.

Se suponía que los techos, como otros lugares, estaban bajo el control de la unidad de seguridad. Y a pesar de que muchos cuentan haber visto varios minutos antes al tirador y haber advertido a los guardaespaldas, el candidato presidencial siguió su discurso, campante como Johnnie Walker.

Se sabe muy poco, incluso de lo que se sabe. Habrá que esperar el resultado final de la investigación. Y luego una investigación de la investigación.

Que le hayan averiado una oreja a Trump lo convierte en un auténtico desorejado, y le da, además, un toque, digamos… artístico, como Vincent Van Gogh.

Lo cierto es que Estados Unidos patina en el espectáculo. Por un lado, un candidato que enarbola la mentira y al que, aparentemente, quieren matar. Por el otro, un candidato y actual presidente, a quien, en los momentos más inoportunos, se le olvida que debe recordar las cosas.