El tiempo de los resultados
¿Cuántas auditorías y auscultaciones se han hecho a Punta Catalina?
¿Cuántos millones nos han costado?
Cualquier auditoría especializada cuesta millones de pesos (o dólares).
La última, la de Sargent and Lundy, por ejemplo, nos costó más de dos millones de dólares. ¡¡Más de ciento veinte millones de pesos!!
Para nada. Es una auditoría a la medida de los deseos del gobierno que suministró a la auditora los aspectos que le interesaban.
Ahora quieren otra más. La piden a su nueva Cámara de Cuentas.
¿Cómo no lo pensaron antes de gastar la millonada invertida en desprestigiar la termoeléctrica?
¿No hubiese sido mucho más barato—superada la argucia electorera—aceptar que Punta Catalina es un formidable logro de la administración anterior y que es una insensatez tratar de seguir buscando lo que no han encontrado en año y medio en abierto interés de desacreditar y devaluar?
Lo mismo ocurre con otros programas de la administración pasada que son también importantes conquistas de los más pobres.
Es el caso del Programa de Alimentación Escolar.
¿Cuánto ha costado desmantelar el Programa de Alimentación Escolar y la jornada escolar extendida?
¿No hubiese sido más barato continuar dichos programas, mejorarlos, multiplicarlos para bien del pueblo y olvidar la leyenda vendida de que nada servía?
Los gobiernos deben apostar a la mejora y superación de las iniciativas de sus antecesores, no a lo contrario.
La propaganda y la crispación dieron rédito en la época electoral, pero no será siempre así.
Llegado el momento, los pueblos exigen resultados concretos y el nuestro no es una excepción.
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