Más de cien millones de plantas son traficadas anualmente y sus poblaciones disminuyen hasta 62%. Un negocio multimillonario basado en nuestra pobreza y la estupidez de los dueños del mundo.
En esta isla que comparten dos naciones, el contrabando es histórico. Aquí todo se vende, se compra y se bebe. Tizana o mamajuana.
Las políticas del Cambio parecen dirigidas por dos héroes nacionales, cariñosamente llamados Choli y Chiricuí.
El tal Choli, regidor, dirige los gabinetes de Agricutura, Economía, Industria y Comercio, Energía y otros más.
Lo del pobre Chiricuí es más sencillo. Mientras el país se cae a pedazos, este muchacho arruinado, pobre y con un pase de cemento, entra en escena…
La compañía -Conatra- es propiedad de un senador del PRM (partido de Gobierno) y fue aprobada por quien fuera secretario general de Conatra y ahora director de Intrant. Es decir, fue una autoaprobación.
¿Esa es la alianza público-privada que propone el Gobierno?
¿El corredor se hizo para beneficiar a los usuarios o a esa empresa?
En general, desde que inició la jornada de vacunación, no ha habido un significativo desfase entre oferta (disponibilidad de vacunas) y demanda (ganas de vacunarse) que permita decir que la gente NO quiere vacunarse.
El desafío lo tendremos en julio y agosto cuando lleguemos al techo vacunal y se imponga gestionar no a los “antivacuna” (reducto insignificante), sino a la indiferencia de la marginalidad cultural, social y económica, de aquellos que son y se sienten excluidos por una sociedad, por un gobierno que no los quiere y a los que no les importa su suerte y que ahora les ruega que se vacunen para ella y él no enfermar ni morir.
¿Ha informado de la trama y los involucrados en un acto típico de mafias? ¿Cuántos negocios fueron afectados? ¿Cuántos se beneficiaron? Y los miles de dominicanos estafados, ¿quién los resarce?
¿Por qué suspendió este gobierno las subastas de los permisos de importación? ¿Por qué volvió al viejo favoritismo?
¿No es obvio el crimen que representa esa práctica corrupta contra pequeños y medianos productores y el caos que trajo al mercado?
Lo que sí es seguro es que, mientras más prestamos toman, empeoran las respuestas para los ciudadanos. Y no es broma.
Las excusas: mitigar la crisis sanitaria y económica causada por la pandemia. Los organismos, tan variados como los montos.
La nómina pública aumentó. Las medicinas y alimentos aumentaron, también los materiales de construcción.
Restaurar es un concepto compuesto de otros, como mitigar, recuperar, reforestar, reintroducir, volver a hacer funcional un ecosistema después del daño causado por la deforestación, la minería, la excavación de ríos. Se necesitan años, décadas para devolver vida a la desolación provocada por los humanos.
Tenemos que desengavetar la Ley de Ordenamiento Territorial, la nueva Ley de Minería y educar a todos los niveles y difundir nuestras leyes ambientales vigentes.
Son las ciudades, antiguas y modernas, los lugares perfectos para el constante esfuerzo viral por lograr adaptaciones funcionales. Los virus son parásitos que necesitan de células para reproducirse.
El ejemplo de Chile con tasa de vacunación mayor a la nuestra, sugiere la necesidad de ser prudentes en generar un desbalance entre sanidad y apertura, que favorezca el contagio y consecuentemente la presión sobre los hospitales y el personal sanitario ya cansado.
El gabinete del gobierno del Cambio coge carcoma por todos lados.
Mal presagio en tan poco tiempo.
La madera con las que el presidente armó su gabienete salió de poca monta y el mueble se está desarmando antes del primer aniversario.
La madera preciosa no coge carcoma. Parece que a la del Cambio le salió su realea y no hay manera de esconderla ante un pueblo que sabe de madera.
El Gobierno ha recortado programas sociales. El gasto público en obras en ejecución cayó un 67.5 % en enero-abril de este año, por poner ejemplos.
El Presidente ha anunciado la inversión de miles de millones de pesos en provincias como San Juan y Barahona, proyectos que aún no arrancan ni se sabe cuándo lo harán.
Las medidas dispuestas por el gobierno dominicano en la tarde de ayer confirman la gravedad que vive la República Dominicana por el COVID-19. 25 de 32 provincias están afectadas por alto contagio del virus y sus mutaciones.
Es un reconocimiento tardío con disposiciones todavía insuficientes.
El Colegio Médico Dominicano, infectólogos, epidemiólogos, neumólogos y expertos del PLD que lidiaron con el virus durante los meses de marzo a agosto de 2020, lo advirtieron y propusieron medidas urgentes de mayor calado, algunas de las cuales, hay que reconocer, han sido incorporadas.
La verdadera lucha por la transparencia va a la instauración de leyes, reglamentos, métodos y prácticas obligatorios en el Estado y en eso el gobierno actual ya está descalificado.
La gestión de Danilo Medina está entre las que más han aportado a la lucha por la transparencia en nuestro Estado. Lo sabe ya el actual gobierno, que escupió para arriba.
Pareciera que este año y tantos meses nos han enseñado poco o nada.
La cosa está como al inicio, solo que ahora las autoridades no están luchando contra un enemigo desconocido. Ya saben cómo se contagia, y qué se debe hacer y que no se debe hacer para reducirlos.
Llegó el rebrote. Lo esperaba todo el mundo, menos el gobierno. Y con él llega, por supuesto, la repartición de culpas. El primero en sentarse en el banquillo de los acusados: el teteo.
El Noticiero Ojalá ha denunciado extracción de grava en el lecho de los ríos Haina (Los Corozos), Nizao (Pizarrete), Yuna (Bonao), Camú (Cotuí), sin olvidar el canal del río Masacre.
La contaminación orgánica e industrial por falta de plantas de tratamiento. Un caso extremo es el río Jaya (Macorís), pero, por desgracia, no es el único. Hacen falta planes de manejo y restauración de nuestras cuencas hidrográficas si queremos tener agua y preservar nuestra biodiversidad para el futuro.
Con fondos del IDOPPRIL se financiaron las PCR gratuitas para toda la población, hasta donde alcanzaba la capacidad instalada de los laboratorios moleculares existentes, que eran cuatro, esencialmente.
No podíamos vacunar a nadie, pues no existían las vacunas. Firmamos, previsiblemente, el COVAX y que por razones ajenas a nosotros, que conoce muy bien el gobierno, impidieran el feliz desarrollo de la iniciativa es otro cuento.