Los dominicanos llegamos a la Navidad de este año habiendo sorteado todo tipo de situaciones, una muestra más de que este pueblo está lleno de gente buena y trabajadora.

Les invito a movernos en una ruta de solidaridad horizontal, apoyando a quienes necesitan seguir creando y trabajando para crecer por encima y a pesar de todo.

Con pequeñas decisiones podemos hacer la diferencia.

Se me ocurren algunas ideas.

Regalemos ponches y licores elaborados por esas mujeres que hacen delicias para echar sus familias adelante.

Miles de pequeños negocios venden pollo y cerdo asado, son sabrosos y más baratos, compremos ahí y hasta ñapa nos dan.

Nuestros artesanos tienen manos divinas, regalemos sus obras y así valoramos de verdad lo nuestro.

Compra los pasteles en hoja a quienes en cada pueblo los hacen con la receta de la abuela.

Si armamos una cajita con dulces, frutas y juguetes para llevar a niños que viven en casas de cuido, veremos las miradas y sonrisas más bellas del planeta.

Sigue comprando los vegetales y frutas a la misma guagua o triciclo que cada día pasa por tu casa.

Llama o visita a tu maestra de primaria, ve al salón del barrio y la barbería de tu pueblo.

Manda a hacer ese ruedo o arreglo de ropa con el sastre y la modista de tu comunidad.

Arma ese jengibre o chocolate con pan con tu gente; conversemos hablemos de nuestras situaciones y  juntos miremos el futuro con alegría.

Miremos los detalles simples de la vida, cantemos, bailemos y abracemos para llenar esta Navidad de toda la solidaridad y el cariño que tanto vamos a necesitar los dominicanos en los años por vivir.