La agricultura en trance, el tránsito asfixiante, la salud en contrarreforma y sin rumbo, la economía estructuralmente entrampada, signada por una inflación que ahoga los bolsillos de la población con recorte del poder de adquisición de bienes y servicios.
Se percibe en los esfuerzos ya no sutiles de asegurar la alianza política, pero sin la reelección del Presidente, puesto a atajar para que el otro enlace.
En la última semana nos ha tocado vivir entre mentiras y chistes que a mucha gente le da rabia y para nada hacen reír.
Dice el presidente que en su gobierno han recuperado un millón 200 mil empleos, pero no aporta los datos que sustenten esa osadía.
Es difícil creer ese dato, aún se trate del primer funcionario de la nación.
Comienza el nuevo año con la tanda extendida desmembrada, pan con chocolate como único alimento diario y, como lo denuncia la Asociación Dominicana de Profesores, 800 mil niños sin docencia por falta de escuelas decentes.
El sueño del Ministro se ha vuelto pesadilla para profesores, padres y niños. En un año se ha perdido todo lo conquistado.
No solo no ha implementado los supuestos nuevos programas, sino que ni si quiera ha mantenido los ya existentes.
Muy pocas veces la vida es un pedir de boca. Trátese de negocios, de la vida en pareja o del trabajo. La mayor parte del tiempo los días discurren en un hacer y deshacer, de crear, perder y restaurar la gris rutina con breves alegrías.
Como bien apunta don Pepín Corripio: la vida consiste en trabajar duro (hasta que le guste) para evitar la quiebra y yo agrego: para alargar las alegrías.
Con empresas y empleados en convalecencia todavía por los daños causados por la crisis sanitaria, sería una imprudencia gubernamental mayúscula pretender recaudar más dinero, en lugar de contribuir a la recuperación de la salud de negocios y familias.
Llegar al poder aureolado por un supuesto compromiso con la transparencia y la honestidad y demostrarse confabulado con el narcotráfico, tiene que ser angustioso.
Es que toda la campaña electoral pasada del PRM, desde la del simple regidor hasta la del propio presidente, fue una gigantesca máquina de lavado y su resultado electoral, por tanto, no puede ser más espurio.
Por eso no debe extrañarnos si lo vemos en agasajos con parte de la crema y nata de la política americana del momento, después de haber nombrado a Giulliani como su asesor y de bañarse gozoso y servil en la piscina del trumpismo derrotado.
La política y sus decisiones son fundamentales para mejorar o dañar a las mayorías, definen acciones, la atención que reciben los más importantes sectores de un país, garantizan el equilibrio, edifican y permiten ir más allá del momento.
Cuando el discurso vende nuevas formas de vivir y hacer política, pero la práctica no muestra diferencia con métodos del pasado. Cuando tu orígenes y vocación se pierden, y quienes te votan se sienten defraudados. Una y otra vez.
Los ecólogos urbanos estudian la adaptación y evolución de la biodiversidad en las ciudades donde hemos acelerado la evolución de nuevas especies, adaptadas especialmente al entorno urbano y que sólo los biólogos tenemos las herramientas para conocer su importancia en el futuro inmediato.
En este entorno de pandemia en medio de la peor crisis ambiental y climática que enfrenta la humanidad, la Biología y los biólogos son indispensables para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), pero, al parecer, ni nuestras autoridades gubernamentales ni las académicas se han dado cuenta
Congresistas, alcaldes, funcionarios y dirigentes políticos del partido de gobierno alcanzaron sus posiciones bajo el ilegal impulso del dinero sucio de las drogas en una escala tal que ha encendido las alarmas.
Si los resultados electorales ahora no dependen de los aportes del Estado y del empresariado tradicional sino de acaudalados señores de las drogas, la legitimidad de los poderes públicos no solo está cuestionada sino que pone en escena una amenaza de consecuencias imponderables a la vida democrática dominicana.
Las últimas semanas nos confirman que este país está lleno de gente ingrata, esas que no agradecen el sacrificio del presidente y su gabinete.
Hay que ser muy ingrato para no reconocer que el Gobierno del Cambio ha transformado el país en meses.
Por ingratos y como castigo se tienen que «guamear» el Gobierno del Cambio por casi tres años más.
A ver si aprenden a ser agradecidos.
Sufren, pasan mil penurias
Sufren las amas de casa
La inflación crecida en furia
Y el desprecio de la masa.
Mucho sufre el comerciante
Sin luz, venta ni dinero
Sufre igual el estudiante
El teatrista y el obrero.
Alegres de reencontrarse y redescubrirse con amigos, con la profesora o maestro, los alumnos dominicanos volvieron a la escuela.
A la verdadera clase, la presencial, porque la otra, a distancia, resultó fastidio, cualquier cosa improvisada, deficiente, aburrida y no escuela.
¡Por fin, de vuelta a la escuela!
Hoy que la demagogia viaja en clase económica, hay que acudir al inolvidable Machado. Es tan viejo eso de la religión como instrumento.
No es cuestión sólo del fundamentalismo talibán.
Pinochet comulgaba antes de asesinar “comunistas”. Hay narcotraficantes también muy religiosos. Lo de Bolsonaro con la religión, en Brasil, sería para reírse si no fuera una tragedia.
Los bosques son ecosistemas complejos y mucho más que agrupaciones de árboles. Son resultado de procesos naturales en los que los árboles ocupan un lugar y se adaptan a las condiciones microclimáticas y al resto de organismos vivos con los que se relacionan.
La conservación de la biodiversidad del mundo depende de los bosques y ahora, también, la contención de futuras pandemias.
Cuenta la Biblia que la madre de Moisés lo dejó en una canasta a la orilla de un río en el que la hija del Faraón se bañaba, y que así lo hizo para que no lo mataran.
En 13 meses de Gobierno del Cambio nos ha llegado la hora de pedir que la hija del Faraón venga a nuestra orilla.
La hija del Faraón vendrá a jugar «bolibol» con las Reinas del Caribe, esas muchachas de piernas de ébano que ganan juegos y nos llenan de alegría y orgullo.
Hay muchas realidades, algunas profundamente amargas, que ha tenido que enfrentar la población dominicana a partir de la pandemia de la Covid-19 y del cambio de administración gubernamental que ha supuesto cambios indeseados, inesperados y algunos insoportables.
La inflación desproporcionada, carente de respuesta efectiva del Gobierno, ha de ser una de las que más preocupa. Pero hay otra preocupación que aumenta y molesta entre la ciudadanía: la precarización del servicio energético.