Ya va siendo costumbre cada día: algo ocurre que viene a perturbar las ganas de estar alegres y que impide acomodarse en la certidumbre de esta tarde y de mañana previsibles.
Un concierto de aguafiestas abruman provocando malas noticias. En conjura para fastidiar, para desanimar.
Castiga el desconcierto, y la decepción se convierte en penitencia. La salud mental, se ve afectada.
Una suerte de «trestreza», suma de tristeza y estrés, enfado e impotencia.
¿Ya sabe el gobierno el costo de mercado de Punta Catalina? Que lo diga. ¿Ya hizo la tasación en el mercado? Nadie sabe. Lo que sí sabemos es que ya se ideó un fideicomiso para privatizar.
También sabemos que el pueblo dominicano es otra cosa después de Punta Catalina en cuanto a suministro y precio de energía y que no está dispuesto a tolerar las majaderías del Escuadrón de la Muerte de Punta Catalina y del gobierno que sólo viven para tratar de desmeritar la obra del gobierno pasado. Dura cosa es dar coces contra el aguijón.
No se realiza a tiempo una licitación fundamental para el sistema eléctrico, costando dinero al país, familias y negocios. Se dejan caer las escaleras del Metro, para luego anunciar un plan de recuperación. Aquí manda la improvisación.
Mejor están los suplidores de las comelonas de los funcionarios, muchas y finas. Mejor deben estar los empresarios que pagan aviones, rendiciones de cuentas y regalos, vaya usted a saber el costo de su desinterés.
Mejor están, por mucho, los que veían mal que un medio del interior recibiera 25 mil pesos en publicidad, porque ahora ellos la reciben con muchos ceros más.
Para el 2030 el 60% de los humanos vivirá en ciudades. El 2021, aún en escenario pandémico y de cambio climático (fuegos, inundaciones) nos ha mostrado que la casa, además de digna, debe ser segura para sobrevivir en espacios urbanos.
La ciudad Capital tiene una normativa de arbolado urbano y muchas publicaciones sobre su flora y fauna. Lo único que falta es que sus autoridades se aboquen al llamado de la ONU para planificar un Santo Domingo más verde y sostenible que “acelere la acción urbana para un mundo libre de carbono“ y no nos quedemos en el bla bla bla del que habla Greta Thurnberg.
La agricultura en trance, el tránsito asfixiante, la salud en contrarreforma y sin rumbo, la economía estructuralmente entrampada, signada por una inflación que ahoga los bolsillos de la población con recorte del poder de adquisición de bienes y servicios.
Se percibe en los esfuerzos ya no sutiles de asegurar la alianza política, pero sin la reelección del Presidente, puesto a atajar para que el otro enlace.
En la última semana nos ha tocado vivir entre mentiras y chistes que a mucha gente le da rabia y para nada hacen reír.
Dice el presidente que en su gobierno han recuperado un millón 200 mil empleos, pero no aporta los datos que sustenten esa osadía.
Es difícil creer ese dato, aún se trate del primer funcionario de la nación.
Comienza el nuevo año con la tanda extendida desmembrada, pan con chocolate como único alimento diario y, como lo denuncia la Asociación Dominicana de Profesores, 800 mil niños sin docencia por falta de escuelas decentes.
El sueño del Ministro se ha vuelto pesadilla para profesores, padres y niños. En un año se ha perdido todo lo conquistado.
No solo no ha implementado los supuestos nuevos programas, sino que ni si quiera ha mantenido los ya existentes.
Muy pocas veces la vida es un pedir de boca. Trátese de negocios, de la vida en pareja o del trabajo. La mayor parte del tiempo los días discurren en un hacer y deshacer, de crear, perder y restaurar la gris rutina con breves alegrías.
Como bien apunta don Pepín Corripio: la vida consiste en trabajar duro (hasta que le guste) para evitar la quiebra y yo agrego: para alargar las alegrías.
Con empresas y empleados en convalecencia todavía por los daños causados por la crisis sanitaria, sería una imprudencia gubernamental mayúscula pretender recaudar más dinero, en lugar de contribuir a la recuperación de la salud de negocios y familias.
Llegar al poder aureolado por un supuesto compromiso con la transparencia y la honestidad y demostrarse confabulado con el narcotráfico, tiene que ser angustioso.
Es que toda la campaña electoral pasada del PRM, desde la del simple regidor hasta la del propio presidente, fue una gigantesca máquina de lavado y su resultado electoral, por tanto, no puede ser más espurio.
Por eso no debe extrañarnos si lo vemos en agasajos con parte de la crema y nata de la política americana del momento, después de haber nombrado a Giulliani como su asesor y de bañarse gozoso y servil en la piscina del trumpismo derrotado.
La política y sus decisiones son fundamentales para mejorar o dañar a las mayorías, definen acciones, la atención que reciben los más importantes sectores de un país, garantizan el equilibrio, edifican y permiten ir más allá del momento.
Cuando el discurso vende nuevas formas de vivir y hacer política, pero la práctica no muestra diferencia con métodos del pasado. Cuando tu orígenes y vocación se pierden, y quienes te votan se sienten defraudados. Una y otra vez.
Los ecólogos urbanos estudian la adaptación y evolución de la biodiversidad en las ciudades donde hemos acelerado la evolución de nuevas especies, adaptadas especialmente al entorno urbano y que sólo los biólogos tenemos las herramientas para conocer su importancia en el futuro inmediato.
En este entorno de pandemia en medio de la peor crisis ambiental y climática que enfrenta la humanidad, la Biología y los biólogos son indispensables para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), pero, al parecer, ni nuestras autoridades gubernamentales ni las académicas se han dado cuenta
Congresistas, alcaldes, funcionarios y dirigentes políticos del partido de gobierno alcanzaron sus posiciones bajo el ilegal impulso del dinero sucio de las drogas en una escala tal que ha encendido las alarmas.
Si los resultados electorales ahora no dependen de los aportes del Estado y del empresariado tradicional sino de acaudalados señores de las drogas, la legitimidad de los poderes públicos no solo está cuestionada sino que pone en escena una amenaza de consecuencias imponderables a la vida democrática dominicana.
Las últimas semanas nos confirman que este país está lleno de gente ingrata, esas que no agradecen el sacrificio del presidente y su gabinete.
Hay que ser muy ingrato para no reconocer que el Gobierno del Cambio ha transformado el país en meses.
Por ingratos y como castigo se tienen que «guamear» el Gobierno del Cambio por casi tres años más.
A ver si aprenden a ser agradecidos.
Sufren, pasan mil penurias
Sufren las amas de casa
La inflación crecida en furia
Y el desprecio de la masa.
Mucho sufre el comerciante
Sin luz, venta ni dinero
Sufre igual el estudiante
El teatrista y el obrero.
Alegres de reencontrarse y redescubrirse con amigos, con la profesora o maestro, los alumnos dominicanos volvieron a la escuela.
A la verdadera clase, la presencial, porque la otra, a distancia, resultó fastidio, cualquier cosa improvisada, deficiente, aburrida y no escuela.
¡Por fin, de vuelta a la escuela!