El imaginario popular dominicano es rico en refranes que educan y elevan el ánimo.

Siempre se ha dicho «que de buenas intenciones esta lleno el camino del infierno». Quizás por eso hay que reconocer que el presidente es un hombre con buenas intenciones.

Dice un refrán que «quien no sabe a dónde va, ya llegó». Muy cierto, si se aplica al Gobierno del Cambio; nos han llenado el camino de cuentos y promesas y lo cierto es que llegamos a la era de los apagones.

Otro dicho popular decía que «nadie va a misa sin limosna» y así mismo es. Luís mandó a los funcionarios a provincias para que escucharan quejas, pero ninguno llevó la limosna, ni pagó las promesas que habían hecho en campaña.

Dice el pueblo que «con paciencia y calma se sube el burro a una palma». Mire usted si es así, que el ministro de Interior pide paciencia, mientras el crimen y la delincuencia baten palmas que cobran vidas y bienes, llenando de miedo a la población.

El país anda entre «Lucas y Juan Mejía» solo que Lucas es la inflación y altos precios de la canasta básica  y Juan Mejía es el bajo nivel de ingresos de la población.

Decían los viejos que hay que evitar que «el remedio salga más caro que la enfermedad» y por ahí vamos; con medicinas caras al pobre solo le queda la enfermedad.

Abuelos y abuelas decían que «al pobre le llega todo menos ropa» con mucha razón. A los pobres de esta patria les llegó el Cambio, un gobierno insensible, que nos viste de promesas mientras vuleve trapos la esperanza.

Mientras tanto, sigan con la propaganda de que estamos cambiando, que por suerte «no hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo resista «