Repartiendo lo que no es suyo
En mi entrega anterior enumeré ONCE APORTES del gobierno 2012-2020 a la creación de una VERDADERA cultura de la transparencia en el Estado.
Gracias a esos aportes nuestro país escaló de la posición número catorce a la número cuatro en la clasificación de transparencia de International Budget Partnertship (Asociación Internacional para Presupuesto).
También sabemos que esa transparencia ha sufrido mucho en estos días.
En alerta nos pone el Dr. Andrés Dauhajre hijo en su artículo “Evitemos retroceder en transparencia presupuestaria”.
Miles de millones de pesos del presupuesto nacional van a fideicomisos poco transparentes, a hurtadillas, y a velocidad vertiginosa.
Son bien conocidas las historias de cómo se han esfumado miles y miles de millones en América Latina en manos de fideicomisos que son un verdadero robo del dinero público.
Recientemente quiso el cambio entregar Punta Catalina al sector privado en un fideicomiso escandaloso.
En Pedernales se entregan millones de metros de terreno estatal y otros tantos privilegios a fideicomisos que no han sido bien explicados al pueblo dominicano.
Eso sí, se hacen todos los esfuerzos—complicidad con autoridades locales incluida—para chantajear en “consultas” sin ningún rigor a los pedernalenses abusando de su pobreza e indefensión.
El desprecio por lo público quedó claro desde diciembre de 2020. CIEN MILLONES DE PESOS regaló el cambio a gente que no los necesitaba, beneficiando incluso a funcionarios suyos.
La semana pasada la Presidencia entregó veinte millones de pesos a un grupo religioso “para edificar un templo”. Una cosa es que el Estado construya y entregue. Otra es que regale millones de pesos sin establecer ninguna supervisión.
Tenemos un cambio manirroto. Costoso por su pobre capacidad administrativa y amigo de regalar lo que no es suyo.
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