La Crisis ambiental en que se encuentra el país no se agrava por los efectos del cambio climático, sino por los efectos del cambio de gobierno.

Renegaron de la agenda de la gestión pasada, pero no tuvieron reparo en continuar la peor parte de la misma: minería irresponsable, megapresas, tierra arrasada para la biodiversidad y sin estudios de impacto ni licencias ambientales; concesión petrolera en zona aledaña a una reserva marina con protección por protocolo internacional y adjudicada a una empresa de dudosa solvencia ambiental y económica.

Lo mismo con la Belfond, que saquea nuestras calizas silíceas. ¡Nuestra biodiversidad por chelitos! Y además en beneficio de los ricos solamente. Y los mega proyectos hoteleros en Pedernales sin licencia ambiental ni los debidos procesos. Y los ríos y dunas saqueados hasta por militares y mafias sin que haya nadie preso.

Los proyectos forestales y áreas protegidas incendiados para traficar madera y aceites esenciales y algunos hasta cercados por particulares.

Los pescadores golpeados y apresados luego de haberles prometido en campaña Villas y Castillas.

Arroyos y ríos de plásticos siguen llegando al mar cuando llueve a pesar del trabajo ciudadano y voluntario de oenegés. ¿Alguien sabe qué se hizo el barco Interceptor del Ozama? ¿Alguien sabe cómo se quitó de la nueva ley de desechos sólidos la prohibición de los plásticos de un solo uso?

Lo bueno es que el movimiento ambientalista ha resurgido fuerte y popular.

Así pulseó Monte Plata con la Barrick Gold mientras los ministros pedían paciencia para hacer cumplir la ley y el debido proceso. Los Serranos y Linieros dicen No aquí y en el exterior a las megapresas que están haciendo daño a los ríos de la Cordillera Central. El domingo toca en Barahona otra vez decir No a la Belfond y al Consorcio Azucarero Central.

Todos a marchar por la tierra, el agua, la salud y la vida.