El que un grupo de artistas e intelectuales de San José de Ocoa se congreguen y den nacimiento a lo que han denominado el Ateneo Ocoeño es un hecho notable por diferentes razones.
El Ateneo Ocoeño como la Fundación Máximo Gómez y todas las articulaciones que vienen brotando por doquier en nuestro país, son el resultado de un momento, de un contexto, de una toma de conciencia y de una tradición de lucha y de compromiso con nuestro pueblo.
Hay que recuperar la institucionalidad, que la gente viva con paz y dignidad, que comer tres veces al día no sea un anhelo, que volvamos a recibir atención de calidad del 911 y que la seguridad vial en las carreteras siempre esté para nosotros, que las mentiras y el odio no nos ganen y se siga convirtiendo al país en una carnicería, con una justicia de circo a falta de pan.
Es posible recuperarnos. Y estamos condenados a hacerlo mejor de lo que ya se hizo. Recuperaremos una sociedad cada vez más desintegrada, más dividida y violenta.
El inventario Forestal realizado en la gestión anterior y que fue muy criticado en 2018 por los agoreros del actual gobierno y por ambientalistas y ONG por los resultados abultados en el documento preliminar de entonces, ahora resulta que dicho inventario es perfecto, bueno y válido, porque el resultado se ajustó en un punto y nadie dice nada porque estas autoridades lo usen como base para firmar acuerdos y préstamos para detener la deforestación mientras los periódicos y las organizaciones comunitarias estuvieron denunciando talas y fuegos a troche y moche en varias zonas del país desde el 2020 hasta bien entrado este año.
Los programas están al descuido, sin dudas. La precariedad de los medicamentos de todo género es obvia en los hospitales públicos y en el alto costo. Lo saben pacientes y médicos.
El tránsito y los hoyos. La basura, el Covid 19, el espejismo de la vida actual que nos venden, los ingresos y el empleo restringidos han cambiado, a pasitos, la credibilidad del Gobierno, la opinión y la percepción sobre el mismo.
Como decía Issac Asimoc, citado por Pedro Baños: “Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”.
Detrás de algunas palabras de moda se esconden realidades.
Un desvinculado es sencillamente un cancelado, un fideicomiso es sin muchas vueltas, la entrega al capital y al sector privado de bienes del Estado.
El Gobierno del Cambio es un gobierno de fideicomisos.
En la ciudad, los altos precios devoran los bolsillos. En el campo, los permisos de importación se tragan a los productores. En los barrios, el desempleo y el abandono de políticas sociales acorralan a la gente.
La solución del Gobierno a esa insatisfacción progresiva no es aplicar un plan y mejorar políticas sino incitar al odio contra otro pueblo con nefastas medidas que aplauden xenófobos desalmados.
Las propuestas neonazis, que algunos prefieren llamar populistas de derecha, han ido ganando notoriedad, simpatía y hasta aprobación de algunos funcionarios del gobierno dominicano y de otros poderes del Estado.
El avance de las soluciones neonazis a la cotidianidad de la gente ocurre cuando los gobiernos democráticos no son capaces de aplicar políticas exitosas para contener el deterioro de la calidad de vida y, el malestar que genera, da paso a la incertidumbre y a la inseguridad.
Historiadores sensatos y estudiosos de la historia de las relaciones entre ambos pueblos insisten en que Haití no constituye un peligro para la República Dominicana.
¿Por qué tiene el “cambio” que servir los intereses de los sectores más atrasados de ambos países si no es para tratar de sustituir las preocupaciones actuales del pueblo dominicano por el miedo al haitiano?
Ha sido perfecta para tristemente, y creo que por primera vez de esta forma, redescubrir a Eduardo Galeano.
Y si, el tema haitiano tiene que ver. Creo que se aprovechó cada momento para desencadenar, como si hiciera falta, ese odio acumulado contra los de al lado, los pobres, los diferentes.
No se trata de que nos hemos cansados de ser solidarios, o de que no se cumplan las leyes migratorias dominicanas. Se trata de que poco a poco nos estamos envolviendo en el concierto de los des: desorden, deshumanización y desconcierto.
Para manejar un parque como el Mirador Sur y que brinde servicios ecosistémicos eficientes y no solo recreación a los visitantes humanos hace falta más que podar y maltratar o talar, que es lo que han estado haciendo con el arbolado del parque.
Es necesario tomar en cuenta a todos los usuarios del parque así como la información disponible en los artículos publicados en revistas científicas nacionales e internacionales sobre el tema y usar la ciencia para la planificación y ordenamiento del área.
Nos preocupa realmente el país. Mientras el Gobierno del Cambio siga jugando al engaño de que cero mata cero y un lío hace olvidar los otros, el tiempo pasa, los problemas se agudizan y la vida de nuestra gente se deteriora.
Ojalá y descubran que con los seres humanos no se juega.
La historia de nuestros pueblos, los pueblos latinoamericanos, ha sido desde hace más de 200 años la historia de las luchas permanentes, de conquistas, caídas, recaídas y reconquistas.
Ya no tanto por la independencia o soberanía (aunque en cierto modo sí), las luchas hoy son por el combate a la pobreza y la desigualdad. Por acceso a educación, salud, crédito, vivienda digna y servicios de calidad.
No es sólo que se han violentado todos los reglamentos para nombrar de dedo a cuanto favorito tiene el ministro.
O el desastre ocurrido con el Programa de Alimentación Escolar.
Allí, por encima de la DGCP y con complicidades a todos los niveles, en un proceso de licitación de computadores, han sido desechadas las ofertas de cerca de una decena de proveedores que cumplían con los requisitos y además ofertaban más barato, para escoger otras que saldrán al Estado 1,300 millones de pesos más caras. Óigase bien: 1,300millones perderá el Estado dominicano sin que el gobierno se inmute ante semejante perversión.
Así como vimos rodar por el piso a trabajadores del sector salud, vemos rodar proyectos que funcionaban plenamente y que eran de beneficio para la población dominicana.
No hay que entrar en detalles, lo hemos hablado antes y lo vive y lo siente usted en cualquier área. La inseguridad, el miedo, la carestía, la inestabilidad y el desasosiego son el pan nuestro de cada día.
Todo lo que tocan se destruye, se atrasa o se pierde. No es sanear, es perseguir al contrario, eliminarlo de esta nueva herencia que les toca manejar.
Detener la deforestación no es solo sembrar. Es primero parar la destrucción de todos nuestros bosques y al mismo tiempo reforestar. No significa dejar que la Belfond y la Barrick sigan destruyendo para que el ministerio reforeste. No es mirar para otro lado cuando todas nuestras montañas se queman para que luego el Ministerio “restaure”.
No nos podemos permitir que continúe la destrucción de bosques, ni siquiera los urbanos como está pasando en el Parque Mirador Sur. No en este pedazo de isla que tenemos que gestionar para todos los habitantes humanos y para la biodiversidad también.