Al discurso del éxito de la vacunación y gestión del covid: millones de vacunas vencidas. Dinero perdido.

Al discurso de la libertad y el respeto: ley mordaza, estado de derecho inexistente, ánimos de silenciar adversarios.

Al discurso de la moral: no les falta un delito en sus filas. Supérate como un caso cerrado, pinturas y hasta atracos oficiales en vehículos institucionales. 

Al discurso de la paz y no violencia: petición y celebración de mano dura, orden de que se metan a los barrios a arrastrar y buscar supuestos delincuentes.

Al discurso de la institucionalidad: instituciones con roles que por ley no les corresponden. Los buscones han vuelto.

Al discurso de la independencia de la justicia: fanfarrias publicitadas celebrándolo como un éxito de la gestión. 

Al discurso de más salud: Senasa y el programa de Alto Costo perdidos, los hospitales arruinados, incremento de la mortalidad materna e infantil, programas preventivos olvidados.

Al discurso de la seguridad: más atracos, asesinatos y miedo de estar en las calles.

Al discurso de «no quiero mi foto en las instituciones», falsas portadas en todos los medios nacionales, con él como figura central.

Al discurso de «más producción agropecuaria que nunca», en 2021 disminuyó la producción de 40 de 61 productos, menos tareas sembradas, menos trabajadores de agricultura. En resumen: menos producción, más importación, y comida más cara.

Al discurso de la paciencia, el hartazgo de la gente.