La supervisión del dinero ajeno
FMI pide leyes y regulaciones más fuertes, controles prudenciales y políticas coherentes con estándares, que no garantiza el IDECOOP.
FMI pide leyes y regulaciones más fuertes, controles prudenciales y políticas coherentes con estándares, que no garantiza el IDECOOP.
La historia parece repetirse con otros nombres y otros pretextos. Y, como en 1868, como en 1916, la cuenta final sigue cayendo sobre los mismos hombros.
Es responsabilidad de todos demandar que se invierta con calidad e innovación, para no quedar rezagados frente a las grandes potencias que imponen su agenda.
La República Dominicana no puede seguir perdiendo su capital humano más valioso en el asfalto.
Los accidentes de tránsito son un cáncer social que corroe nuestras comunidades. Afrontarlos con decisión no es solo una necesidad, es un deber moral y patriótico.
El sector asegurador necesita acción, valor y transparencia. Se requieren decisiones firmes de todos los actores involucrados para romper con la inercia.
Los empresarios más beneficiados por el mercado, así como los gobernantes, deberían ser más consecuentes con sus aportes a la cultura y el deporte.
La fragmentación social, la desconfianza mutua y la falta de educación cívica completan el cuadro, lo que se conoce como la tragedia de lo común.
Denunciamos la corrupción, pero evadimos impuestos y aceptamos soborno. Celebramos la democracia, pero vendemos y compramos el voto.
La voluntad política, combinada con sensibilidad y visión estratégica, puede convertir a las Mipymes en uno de los motores más dinámicos del desarrollo dominicano.
En la República Dominicana, podemos y debemos más temprano que tarde, diseñar estrategias para empoderar e impulsar el COOPERATIVISMO.
Una vez que el número de pobladores aumenta sin control ni organización, comienzan a exigir servicios públicos con la intervención de líderes de partidos y grupos comunitarios, sin un propósito claro de mejorar la calidad de vida.
No voy a traer el sofisma que en el mercado asegurador lo resolvemos con un buen programa de seguro, porque una indemnización no sustituye las perdidas ni las angustias que viven nuestras comunidades luego de una tragedia de la naturaleza. Necesitamos compromiso de nuestros lideres para implementar medidas salvadoras, asumir la responsabilidad de proteger a nuestra gente.