Impongamos el interés común sobre el interés personal

06-08-2025
Economía y empleos
Ojalá, República Dominicana
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Para un bien de la colectividad, debemos evitar el fenómeno de la tragedia de lo común, donde los particulares por un beneficio momentáneo dañan la colectividad y así mismo.

En nuestra sociedad, los intereses particulares de individuos o grupos con poder se imponen con facilidad sobre los derechos colectivos y los proyectos sociales.

Esta realidad no es casual: responde a una estructura económica y política que favorece al poderoso, a menudo en detrimento de comunidades enteras, cuando no contamos con capital social de calidad y si políticos mediocres y populistas.

El problema es doble. Por un lado, quienes tienen recursos y conexiones logran manipular decisiones públicas, desviar fondos o imponer proyectos sin el consentimiento ni el beneficio de la mayoría, con soborno y engaño.

Por otro lado, las comunidades muchas veces carecen de organización, liderazgo y herramientas legales o cívicas para actuar y defenderse.

También hay una cultura individualista que valora más el éxito personal que el bienestar común. Así, es fácil que algunos acepten beneficios inmediatos, aunque a largo plazo se sacrifiquen los derechos de todos.

La fragmentación social, la desconfianza mutua y la falta de educación cívica completan el cuadro, lo que se conoce como la tragedia de lo común.

Las tareas, acciones para construir una estrategia

Romper este ciclo no es fácil, pero tampoco imposible. Hay ejemplos en muchas partes del mundo de comunidades que han logrado defender sus derechos, resistir abusos y hasta modificar estructuras de poder. Algunas soluciones que se podrían implementar.

1. Educación crítica y formación ciudadana: Enseñar desde las escuelas y en espacios comunitarios el valor de lo colectivo, los mecanismos de participación y defensa de derechos. La conciencia no se impone, los partidos políticos debieran construirla, es su promesa en deuda.

2. Organización comunitaria real y autónoma: Las comunidades necesitan formas organizativas sólidas, transparentes y no partidista que representen sus verdaderos intereses. Solo desde ahí pueden enfrentarse con fuerza a los poderes particulares, y la desidia de los partidos.

3. Fortalecimiento del marco legal y su cumplimiento: Las leyes deben estar diseñadas para proteger al débil y al colectivo. Pero, además, deben cumplirse. El Estado tiene un rol clave, pero también la ciudadanía debe tener herramientas para exigir y fiscalizar.

4. Transparencia y acceso a la información: Mientras más acceso tenga la gente a los datos reales de presupuestos, contratos, licencias, impactos, más difícil será que los intereses ocultos triunfen sin resistencia. Necesitamos mas unidad de los ciudadanos para impulsar y apoyar las buenas acciones de los responsables de administrar para que todos hagamos lo correcto bien hecho.

Conclusión

La defensa del bien común es la defensa de nosotros mismos, aunque a veces lo olvidemos, o tenemos miedo no solo de comprometemos, de involucrarnos.

No podemos seguir permitiendo que los intereses individuales nos estén dañando el futuro de la nación por miedo o desinterés sobre lo colectivo, y para ellos debemos trabajar en la organización de nuestras comunidades si queremos un país mas justo.