La supervisión del dinero ajeno
La sociedad debe vigilar a los bancos, aseguradoras, puestos de bolsa y fondos de inversión porque el sistema financiero es la columna vertebral de la economía.
Cada día circulan miles de millones de pesos a través de estas instituciones, y cualquier falla -ya sea por mala gestión, fraude o imprudencia- puede afectar el ahorro de todos, la estabilidad del crédito y la confianza en la economía. Sin supervisión, una institución mal administrada puede colapsar y arrastrar a muchas otras, generando crisis que afectan empleo, precios y bienestar social.
Los ahorristas, inversionistas y asegurados necesitan garantías de que su dinero está manejado con reglas claras, transparencia y controles sólidos. La supervisión evita abusos, prácticas engañosas y riesgos excesivos, y obliga a las instituciones a mantener suficiente capital, provisiones, reservas y liquidez para cumplir sus obligaciones. Sin ese control, los clientes quedarían expuestos a pérdidas severas y quedarían indefensos ante quiebras, estafas o manejos irresponsables.
Por último, la vigilancia regulatoria es esencial para prevenir delitos financieros como el lavado de activos, la evasión, la corrupción y el financiamiento del terrorismo. Solo una supervisión fuerte, moderna y coordinada puede detectarlos y bloquearlos a tiempo. Cuando un país tiene un sistema financiero bien supervisado, transmite confianza a inversionistas nacionales y extranjeros, fortalece su estabilidad macroeconómica y protege la integridad de su economía.
En el pasado hemos tenido muchas financieras, bancos, aseguradoras y cooperativas que colapsaron afectando a millones de ciudadanos, que confiaron en estas instituciones y a los que el sistema de supervisión del Estado le falló.
Cooperativas y su rol
El sistema cooperativo dominicano mueve ya una importante suma de dinero, en mas de 2000 instituciones, que afilian mas de un 30% de la población, considerando es la empresa social más importante, (el capital, los beneficios y el trabajo son colectivo) donde confluyen grandes sectores de la economía popular dominicana, por lo que se requiere una mejor protección y supervisión de esos recursos que maneja el sector cooperativista con una visión social inclusiva con integralidad.
Razones que alude el FMI para supervisar más las cooperativas en RD
1. Riesgo sistémico y estabilidad financiera. El FMI ha expresado preocupación por la falta de un marco regulatorio prudencial sólido para las cooperativas que realizan intermediación financiera (depósitos, créditos). Si las cooperativas grandes o con muchos activos no están bien supervisadas, podrían representar un riesgo para la estabilidad del sistema financiero. Además, la rápida expansión de cooperativas abiertas podría generar vulnerabilidades si no se garantiza solvencia, liquidez y manejo de riesgos adecuado.
2. Protección de los ahorristas/consumidores financieros. Muchos miembros de cooperativas no cuentan con protección similar a la de los depositantes bancarios. El FMI ve la necesidad de regulaciones que protejan a los asociados frente a malas prácticas, insolvencia o gestión deficiente. Muchas cooperativas no respetan el gobierno corporativo que la ley que la regula le impone. También se enfatiza la transparencia en la divulgación de información financiera (estados, políticas de crédito, riesgos), para que los socios puedan tomar decisiones informadas.
3. Prevención del lavado de activos y financiamiento del terrorismo. En su informe, el FMI recomienda fortalecer las normas contra el lavado de dinero (Anti-Money Laundering) y financiamiento del terrorismo para las cooperativas. Indican que algunas cooperativas podrían representar un riesgo de “puerta de entrada” para actividades ilícitas si no hay controles adecuados.
4. Brehas en la supervisión regulatoria. Actualmente, la supervisión de cooperativas está a cargo del Idecoop en RD. El FMI ha señalado que este marco regulatorio no es suficientemente riguroso comparado con estándares internacionales para instituciones financieras. Hay “brechas regulatorias” que permiten que algunas cooperativas operen con poca vigilancia prudencial, lo cual es riesgoso para la integridad financiera.
El FMI sugiere expandir herramientas macroprudenciales para monitorear riesgos agregados (sistémicos) en el sector cooperativo.
1. Mejorar la gobernanza y gestión de riesgo. El FMI ve la necesidad de reforzar la gobernanza de las cooperativas: que tengan estructuras de dirección sólidas, controles internos, evaluación de riesgos, políticas de crédito sanas. El fortalecimiento institucional del Idecoop (u otro regulador) también es parte de la recomendación: por ejemplo, usar indicadores financieros para monitorear la salud de las cooperativas, hacer inspecciones más frecuentes, automatizar la reportería financiera.
2. Integración financiera e inclusión. Aunque las cooperativas son clave para la inclusión financiera, especialmente en zonas rurales o entre personas con menos acceso a la banca tradicional, el FMI advierte que esa inclusión debe estar acompañada de supervisión para no comprometer la estabilidad. Una regulación moderna permitiría que las cooperativas operen bajo condiciones seguras y competitivas, sin desventajas frente a los bancos.
Ante todas estas insinuaciones del FMI, y que cuenta con la aprobación de nuestro Banco Central, está el dilema de que se trata de la empresa social más inclusiva y equilibrada debe protegerse ante la voracidad del capital financiero, que persigue beneficios como fin.
El cooperativismo debe ser fortalecido en su regulación, pero a la vez incentivar y proteger sus principios para que sirva de marco de crecimiento y desarrollo social sin explotación de los más fuertes a los mas débiles. Si es necesaria la supervisión del sector cooperativista, pero sin lesionar su estructura de costo para que sean mas eficientes en el manejo de los recursos sin afectar a las cooperativas por más pequeñas que sean.
Luego están las ventajas de una supervisión unificada (incluye a bancos, cooperativas y aseguradoras).
Integrar la supervisión financiera bajo un esquema unificado —es decir, que bancos, cooperativas de ahorro y crédito, y otras similares como aseguradoras estén bajo un marco regulatorio común o al menos coordinado— podría traer varias ventajas:
1. Mayor coherencia regulatoria
Evita “reglas paralelas”: si cooperativas y bancos tienen supervisores diferentes sin coordinación, pueden existir lagunas o inconsistencias. Con una supervisión unificada se establece un conjunto más uniforme de normas prudenciales. Facilita la aplicación de estándares internacionales (por ejemplo, los principios Basilea para bancos, estándares de seguro) de forma adaptada a cada tipo de entidad, pero con una base común.
2. Mejor monitoreo del riesgo sistémico
Permite a las autoridades regulatorias ver de forma integrada los riesgos que cruzan diferentes tipos de instituciones (riesgo de crédito, liquidez, contraparte).
Facilita el uso de herramientas macroprudenciales (por ejemplo, requisitos de capital contracíclico, provisiones, test de estrés) de manera más efectiva, porque se tiene visibilidad de todo el sistema financiero, no solo de bancos.
3. Protección más homogénea de los clientes
Los clientes de cooperativas podrían recibir niveles de protección similares a los de los clientes bancarios, en términos de supervisión, transparencia, reporte y soluciones en caso de colapso. Se podría diseñar un sistema de seguro de depósitos o algún mecanismo de protección que cubra tanto depósitos bancarios como ahorros en cooperativas, si se estructura adecuadamente.
4. Eficiencia regulatoria
Las autoridades pueden optimizar recursos: en lugar de tener múltiples supervisores dispersos, una estructura coordinada puede compartir información, equipos de inspección, sistemas de monitoreo. Reduce costos de supervisión duplicada y mejora la capacidad de reacción ante crisis potenciales.
5. Mejora de la confianza pública
Una supervisión más robusta y visible puede aumentar la confianza de los socios de cooperativas, de los ahorristas y del público en general en estas instituciones. Al saber que existe un marco regulatorio fuerte, más personas pueden estar dispuestas a depositar sus ahorros, lo que fortalece el sistema financiero.
6. Prevención de abusos y actividades ilícitas
Un regulador unificado puede implementar políticas AML/CFT (anti-lavado de dinero / financiamiento terrorismo) de forma más integral. Facilita la fiscalización cruzada entre entidades: por ejemplo, transacciones sospechosas entre cooperativas y bancos pueden ser más fácilmente monitoreadas y reguladas.
7. Resiliencia ante crisis
Si todas las entidades clave están bajo un régimen prudente y supervisado, el sistema financiero es más resistente ante choques (créditos incobrables, fugas de depósito, crisis de liquidez). También hace más viable diseñar planes de resolución (qué hacer si una institución quiebra) coordinados entre diferentes tipos de instituciones: bancos, cooperativas, aseguradoras, y otras.
Riesgos o desafíos de una supervisión unificada
No todo son ventajas automáticas; también hay retos:
• Resistencia política y del sector cooperativo: Algunas cooperativas pueden oponerse a una supervisión más rígida por temor a perder autonomía o porque consideran que su modelo mutualista no debe ser tratado como un banco. (De hecho, hay debate en RD sobre esto).
• Costos de implementación: Crear una estructura de supervisión unificada exige recursos: capacitación, sistemas, personal técnico, nuevas oficinas, automatización.
• Proporcionalidad: No todas las cooperativas tienen el mismo tamaño o riesgo. Algunas muy pequeñas podrían verse muy cargadas por regulaciones diseñadas para entidades grandes, lo que podría amenazar su viabilidad.
• Gobernanza regulatoria: Decidir cuál ente supervisa qué (banco central, superintendencia de bancos, superintendencia de seguros, una nueva “superintendencia financiera”) y cómo coordinar los roles no es trivial.
• Transición: Adaptar entidades existentes a nuevas reglas puede ser complejo; algunas cooperativas podrían necesitar tiempo para cumplir con nuevos estándares de capital, auditoría, gobernanza.
Conclusión
Para el FMI las cooperativas de ahorros y crédito captan depósitos y prestan, presentan riesgos relevantes para la estabilidad financiera, por lo que pide leyes y regulaciones más fuertes, controles prudenciales y políticas coherentes con estándares, que no garantiza el IDECOOP
Qué ganamos con supervisión unificada: Mayor coherencia regulatoria, mejor monitoreo del riesgo sistémico, protección más uniforme para los usuarios, eficiencia regulatoria, confianza, y más resiliencia del sistema financiero, y abaratar los procesos de todo el sistema.
Qué hay que cuidar: Que la regulación no sea tan pesada que asfixie a cooperativas pequeñas; que la supervisión sea proporcional; y que la transición se haga con cuidado para no generar desincentivos al cooperativismo.
Nota: “Con ayuda de ChatGPT de OpenAI, revisé los puntos más recientes del FMI relativos a la regulación cooperativa en RD”.