La lección más importante que nos deja el masivo apagón de los servicios de Facebook, que al parecer obedece a un error de configuración, es que dependemos demasiado de estas herramientas para nuestra comunicación, nuestro trabajo y nuestra socialización.
Facebook ha estado en la mira del congreso estadounidense por conformar un monopolio que, en opinión de algunos, debe desbaratarse para que el mercado sea más competitivo.
De todas las cosas que se acusa a Facebook, la más delicada tiene que ver con el manejo descarado de la data de los usuarios y la flojera a nivel de seguridad y privacidad que prevalece en sus plataformas.
Las gafas inteligentes de Facebook, anunciadas el 9 de septiembre en conjunto con EssilorLuxottica y presentadas bajo la reconocida marca Ray-Ban -que pertenece a este último grupo- son una oferta bastante similar a la de Snapchat, salvo algunas diferencias.
Por 299 dólares, estas gafas de Facebook, oficialmente llamadas Ray-Ban Stories, resultan atractivas, pero hay que tomar en cuenta el potencial costo por el lado de la privacidad y seguridad de los datos.
¿Tienes un troll atormentándote en redes sociales? Tranquilo: manejar estos personajes es más fácil de la cuenta, tal como verás en los próximos cinco minutos. Lo mejor del caso es que lo mismo que funciona con troles de Internet funciona con los de la vida real.
El insistente empeño mediático para hacer realidad el cambio, es encomiable. Sin embargo, la andanada presencial del Presidente, con motivo del primer aniversario de la gestión, ha sido apabullante.
Alguien del entorno estratégico debería advertir la necesidad de moderar el ímpetu. Solo un chin menos que falta mucho.
Es una buena idea, y quizás hasta necesario, poner un pare a compañías como Facebook, pero más allá de enfrentar la cuestión del monopolio, ¿por qué no analizar el daño que han hecho con su forma de operar?
¿Por qué no hacerles pagar por contribuir al fenómeno de fake news (noticias falsas), al acoso cibernético y al engaño masivo que representan estas plataformas? Facebook y demás se hacen millonarias con la data de los usuarios al tiempo que los mantiene distraídos.
Era mejor callar entonces y es mejor representar ahora el papel de sorprendidos, y hasta de ofendidos, por una hecatombe mostrada como imprevisible e incalculable, pero que realmente ha sido más que anunciada.
Entrevista a Jorge Meneses, subsecretario de Contenidos Públicos, oficina en la órbita de la Secretaría de Medios y Comunicación Pública de la Nación. Es, además, vicepresidente segundo del Partido Justicialista de la Ciudad de Buenos Aires.
Lo que empeoró las cosas fue la sobrecarga de información que muchas personas experimentan en las redes sociales, lo que puede llevarnos a confiar y compartir información de peor calidad.
El más prestigioso estratega de comunicación de Europa, Antoni Gutiérrez-Rubí se refiere a cómo conectar, desde un punto de vista neurológico y sensorial, con los ciudadanos a través de las emociones. Afirma que la clave de la nueva comunicación política es el discurso emocional: llegar al corazón de los electores, en la calle o en la red.
El crimen de Fidel Castro, explicaba el Departamento de Estado en los primeros años, consiste en su “desafío con éxito” de la política norteamericana desde la doctrina Monroe de 1823, que establecía el derecho de Washington a controlar el hemisferio.
La regla 90–9–1: El 90% de los usuarios leen u observan, pero no contribuyen; el 9% de los usuarios contribuyen de vez en cuando, pero otras prioridades dominan su tiempo; y el 1% de los usuarios participa mucho y representa la mayoría de las contribuciones.
Se ha comprobado que las falsedades en Twitter tienen un 70 % más posibilidades de ser compartidas que las informaciones verídicas.
A su vez, se ha comprobado que en las redes sociales las personas valoran y confían más en quién le envió la información, con independencia del autor de la misma, aunque el remitente no haya chequeado la noticia en su veracidad.