Evocación pertinente
Carmen Imbert Brugal recuerda a la socióloga y feminista Magaly Pineda, la lucha que libró con investigaciones, movilizaciones e intervenciones mediáticas a favor de los derechos de las mujeres dominicanas.
Carmen Imbert Brugal recuerda a la socióloga y feminista Magaly Pineda, la lucha que libró con investigaciones, movilizaciones e intervenciones mediáticas a favor de los derechos de las mujeres dominicanas.
Ocurrió en la Plaza Juan Barón, frente al parque Eugenio María de Hostos. Amplio descampado que permite disfrutar el Malecón de Santo Domingo.
Para algunos especialistas existe una nueva separación de poderes, aunque las constituciones consignen la división tripartita.
El cambio en la relación de empresarios y políticos con la administración del Estado. Se ha pasado de financiar y delegar a asumir sin mediación.
El comentario es recurrente. Se escucha en las filas, en los breves encuentros que el distanciamiento pauta. De manera fugaz la queja se cuela y es difundida en algún programa de radio o por un tuit, pero de nuevo el silencio.
No hubo miramiento. Nadie estuvo exento del agravio. Se sucedían las prédicas y los gritos con imputaciones y burlas contra hombres y mujeres públicas. Cada día un nuevo portal, cada instante un “influencer” acusaba.
Gregorio Urbano Gilbert Suero, nació en Puerto Plata el 25 de mayo de 1898. Generaciones sucesivas en la patria chica, aprendían, gracias al relato de los mayores, el talante del prócer.
Con y sin descalificación, mañana 12 de enero es “Día de la Resistencia Heroica” fecha para recordar a “hombres y mujeres que lucharon por una sociedad más justa, basada en la cultura de paz, la verdad, la justicia y el respeto de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución dominicana.” Así proclama la Ley 1-2013.
Antes de las redes, sin imaginar la magia del Internet, el secuestro y asesinato de Méndez Báez y su chofer, Napoleón Reyes produjeron uno de los eventos más controversiales y crueles del patíbulo mediático.
Su entrada llamaba la atención. Era la muchacha más alta que ocupaba uno de los asientos de la guagua que transportaba las estudiantes del Colegio San José.
Ya no hay poses. Y seguimos bailando “el furioso merengue que ha sido nuestra historia” como escribe Franklin Mieses Burgos. Sin caretas puede ser mejor.
El presidente de la República ha hecho una advertencia importante: “no generemos un circo de la persecución, un espectáculo de la infamia arrastrándonos todos por el barro, porque la justicia no es venganza…” La vocería ética del cambio, sin embargo, desacata el llamado.
Todavía existen esos profesionales del derecho sesudos, tranquilos. Esos que evalúan el alcance de los textos, reflexionan y cuando le solicitan opinión, investigan antes de expresarla.