La voracidad de las informaciones nos hacen creer que el conflicto Rusia -Ucrania lleva años y se aprovechan de eso para montar una campaña que oculta las malas acciones del Gobierno.
No nos dejemos entretener, Rusia no tiene la culpa de que hasta el cilantro, la yuca y las berenjenas estén caras.
Como van las cosas, el Gobierno del Cambio lo único que nos garantiza es un ayuno permanente, porque para miles de familias, cada día es más difícil poner en la mesa el pan de cada día.
Recordar que el ayuno es voluntario, cuando es obligado por la realidad, es miseria.
Ese muro, aunque le llamen verja Inteligente, es una brutalidad política, un absurdo histórico, un espejísmo de pasarela, un gasto hipermillonario que no resuelve en nada los temas de fondo entre nosotros y Haití.
La realidad les da en la cara, para levantar el muro, se necesita mano de obra haitiana.
Salgan a las calles y verán que en la vida cotidiana, la frontera dominico-haitiana va bailando bachata y kompa de Arroyo Hondo a Punta Cana y ahí no hay muro que valga.
La campañita de que no saben gobernar es ilusa: esta gente tiene claro su plan y lo sigue al pie de la letra.
El Corredor de las reformas arrancó y lleva la Constitución y otras leyes importantes en » El palo de la gallina», como en ruta de guagua vieja.
Sustituyen los legisladores por el CES, es decir, a los elegidos por la Sociedad Civil. Todo lo que salga de allí, como en la Iglesia, será » Ex Cátedra»
«Querido Sancho: Compruebo con pesar, como los palacios son ocupados por gañanes y las chozas por sabios. Nunca fui defensor de los reyes, pero peores son los que engañan al pueblo con trucos y mentiras, prometiendo lo que saben que nunca les darán.
«País este, amado Sancho, que destrona reyes y corona piratas, pensando que el oro del rey será repartido entre el pueblo, sin saber que los piratas solo reparten entre piratas».
Más o menos así, hace siglos el Quijote ya nos advertía el gobierno del Cambio.
Para llegar al poder se presentaron como los únicos patriotas y salvadores, con la bandera como escudo y en casi dos años han demostrado que son destructores.
Son Catalinos, y el mote viene a cuento por el regalo de Punta Catalina al sector privado, lo hacen mintiendo y con una inversión colosal en propaganda para defender lo inexplicable.
Pero si pasamos balance, es que son Catalinos en todo.
Virgencita de la Altagracia, el pueblo dominicano la ama y en este momento usted tiene que hacer algo para librarnos de tantos males.
Mañana es su día y ante la cruz cargada de penas que este Gobierno nos impone, le pedimos que ejerza su poder para recordarles, que no fueron elegidos para gobernar en beneficio de los ricos y su gente, que así no se vale.
Mire usted señora Virgen, dígale claro al presidente que deje de vender lo que es del pueblo, comenzando por Punta Catalina y terminando en las bellas playas de Pedernales, que pare eso, que este país es suyo y de nosotros.
Un exjuez del Tribunal Superior Electoral se queja de que el gobierno lo cubió y reclama que le pague por los servicios prestados durante las elecciones pasadas.
Con detalles así vamos perdiendo la capacidad de asombro, pero no la memoria.
En el imaginario popular un «cubo» es un engaño, es triste decirlo, pero estamos ante un Gobierno de cuberos y más penoso es reconocer que quien está «cubiao» es el pueblo dominicano.
Los dominicanos llegamos a la Navidad de este año habiendo sorteado todo tipo de situaciones, una muestra más de que este pueblo está lleno de gente buena y trabajadora.
Miremos los detalles simples de la vida, cantemos, bailemos y abracemos para llenar esta Navidad de toda la solidaridad y el cariño que tanto vamos a necesitar los dominicanos en los años por vivir.
En las últimas semanas desde el Gobierno y sus instituciones nos venden el relato de que la economía está mejor que hace décadas, que hemos crecido como nunca antes y que los logros del Cambio son majestuosos.
Pero si usted se pone a pensar, no hay que ser experto en economía para saber que algo no cuadra.
Si lo que dice el Gobierno es cierto, entónces no se explica el deterioro de la calidad de vida de la clase media y los pobres.
Llegó la Navidad y con ella las tradiciones, los reencuentros de familias, los aguinaldos y las lucecitas en ventanas y balcones.
Esta época del año casi siempre invita a un repaso de la vida, este año las campanitas suenan tristes para mucha gente.
Y uno quisiera cantar como antes a las Campanitas de Belén, pero la voz se quiebra al pensar que en está Navidad, la gran mayoría del pueblo dominicano las van a pasar arimados en un pesebre.