Juegos y mentiras
Las reformas son el nuevo credo. La población debe concentrarse en un batiburrillo de propuestas para darle vueltas a la noria con omisiones y principios de la patria nueva sacrificados.
Las reformas son el nuevo credo. La población debe concentrarse en un batiburrillo de propuestas para darle vueltas a la noria con omisiones y principios de la patria nueva sacrificados.
El refajo quedó al viento y un guasón que consulado no necesita, alteró el tránsito en Ciudad Gótica. Más que tierras raras, hay actitudes extrañas, arrebatos inconcebibles, como vender lo que no tenemos.
¿Dónde ubicar ahora las monsergas éticas y tanta prédica frívola y mendaz, repetida por incautos y también por oportunistas?
La atrocidad no puede competir con el trajín reformador. El director de la ONDP advierte que “lejos de mejorar la situación ha ido en decadencia”.
El mandatario agregará su nombre al de Juan Bosch, Joaquín Balaguer y Leonel Fernández, con la ilusión de la permanencia de su legado, gracias al artilugio de los candados, la petrificación y el blindaje.
Con sus amenazas y acciones aterradoras, el sucesor de Chávez apuntala el autoritarismo y sepulta la democracia, sin rubor.
Diecisiete días faltan para concluir su primer mandato y cada minuto el jefe de estado ratifica su lugar señero. Sin competencia, quita y da, se impone.
La desmovilización social ayuda, además, los representantes del poder fáctico son complacientes con el mando y la oposición está desarticulada, sin fuerza en el Congreso.
LA Semanal es un ensayo de obsecuencia desmedida y la banalidad de algunos participantes abona la egolatría. El optimismo oficial es contagioso, pero compromete.
De manera imperceptible entre la insistencia de nuevos tipos que sirven de alpiste para el populismo, ha vuelto la justificación de la violencia, la servidumbre conyugal, el agravio a la infancia.
Quieren compensar la dedicación a la campaña electoral y contribuir con la redacción del discurso final del periodo 2020-2024, para que las ovaciones retumben en la Asamblea.
La Alcaldía supo quiénes ejecutaron, pero no le interesó saber quién ordenó la fechoría. Feliz en su balcón debe estar la persona que usó el gobierno municipal para reivindicar su derecho a ver el mar, convencido de que nadie revelará su nombre.
El presidente quiere su Constitución. La terquedad, robustecida con el extraordinario respaldo electoral, augura que el gobernante será complacido, pese a quien le pese y parece no pesarle a muchos.
Un funcionario actual, arcángel verde, camaleón con proclividad al insulto para demeritar a quienes no compartían su farsa, auspicia las asesorías que antes demonizaba.
Aunque la actual administración goza de enorme popularidad y disfruta de todos los poderes, no es atrevimiento solicitar la enmienda de la imprecisión.