Tierras raras: más la sal que el chivo

22-02-2025
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Un enfoque político integral de la transición energética requiere que cada ciudadano conozca la relación entre los bienes de consumo y los recursos naturales.

Esa visión debe revaluarse y actualizarse en base a su dependencia de recursos escasos.

Esto pasa por una matriz energética diversificada y equilibrada puesto que somos una isla compartida.

Los movimientos ambientalistas se enfrentan a esta carrera desenfrenada de expansión de la minería de metales raros en nombre de la energía limpia.

El pueblo dominicano ya sufre desde hace tiempo en carne viva las consecuencias de la contaminación de la minería extractivista, metálica y no metálica y es por eso que no podemos permitir que se repitan los mismos desastres ambientales con la explotación de las tierras raras.

Una visión política porque ya hemos visto cómo las multinacionales deciden sobre la explotación de nuestros recursos naturales respondiendo a intereses hegemónicos que amenazan nuestra soberanía, biodiversidad y la salud y vida de los comunitarios afectados por esa explotación.

Sin ser alarmista, la contaminación por el refinado de tierras raras es espeluznante. En China hay muchísimos casos estudiados y Kazajistán y países europeos, como España, se enfrentan al dilema de reabrir minas clausuradas por su contaminación.

Ante esto, hay voces que plantean la extracción sin procesamiento, pero, ¿acaso no llenó de polvo silíceo a Barahona la extracción de la Belfond? ¿No está destruyendo los montes del Bahoruco Oriental? ¿Y no es la extracción de calizas lo que está destruyendo El Pomier? ¿Y no es esa extracción la que plantea Unigold en el Romero, en San Juan?

Y no hablemos de la contaminación de los desechos radioactivos por la oxidación de los metales expuestos a la intemperie y por el movimiento de partículas por la excavación.

Se ha hecho más que evidente que cualquier independencia de los hidrocarburos conduciría a una igualmente problemática dependencia de las tierras raras. Es hora de afrontar la preocupante complejidad de los retos de la transición energética, tan formidables como los que queremos superar.