
La contaminación para siempre
Las PFAS o sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas son un grupo de agentes químicos artificiales producidos por los humanos usados en numerosos productos de consumo y procesos industriales desde la década de 1940.
Las PFAS son químicos muy resistentes por su columna vertebral de carbono y flúor, enlaces químicos extremadamente fuertes y muy resistentes a la degradación ambiental. Y como no son biodegradables, se acumulan a lo largo del tiempo en el medioambiente y en los seres vivos y tardan décadas, en degradarse. Por eso son conocidos como químicos para siempre o eternos.
Contaminan el agua desde diversas fuentes, como vertidos industriales, que son tan frecuentes en nuestro país, lixiviación de vertederos, como Duquesa, y productos que contienen los PFAS, como espumas contra incendios, utensilios de teflón y envases plásticos de alimentos, ropa, maquillaje y productos de limpieza.
Las PFAS pueden emitirse al aire, la tierra y el agua, incluidas las fuentes de agua potable.
La mayoría de nosotros hemos estado expuestos a las PFAS. Algunas pueden acumularse y permanecer en el cuerpo humano largo tiempo y causar efectos perjudiciales a la salud humana.
Estudios en animales de laboratorio indican que dos de ellos pueden causar efectos adversos en los sistemas reproductivos e inmunitarios, en el desarrollo, y en hígado y riñones. Ambos agentes químicos han causado tumores en los animales.
Desde 2022 sabemos que estos «químicos permanentes» sintéticos, se desplazan en el ciclo del agua y circulan a mayores distancias, según un estudio de la Universidad Internacional de Florida (FIU) y por eso también llueven los PFAS y contaminan los acuíferos y aguas subterráneas.
Dios nos agarre confesados en un país donde el ministerio de Medioambiente está más en negocios como privatizar el agua que en hacer cumplir las leyes ambientales.
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