¿Es que acaso no se ve?
¿Qué tiempos son estos en los que hay que defender hasta lo obvio? Se preguntaba hace casi 100 años el gran poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht.
Se refería a la aparición y auge del fascismo y nazismo en Europa. Es decir, al fomento del odio desde la política.
Odio al extranjero, al inmigrante, odio a la patria ajena. Odio desmedido, irracional, que devuelve al ser humano a su estado más primitivo.
Podrir el alma del ser humano para que odie al ser humano, asumiendo un abigarrado y confuso coctel de sentimientos pseudopatrióticos.
Manipulados, presas de su ignorancia, privados de educación y alimentados con noticias falsas, los pueblos, desconociendo la Historia, no advierten la desgracia.
Mientras tanto, quienes sí negocian y ensucian la patria, quienes entregan o disponen para su beneficio del patrimonio y la soberanía, celebran la pútrida decadencia.
¿Es que acaso no se ve?
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