
Barrick y la eterna amenaza
El cuerpo de Jesús García Belén está desollado. Recuperar la salud le ha costado decenas de miles de pesos.
Muestra en su carne las pruebas de la tragedia y nos deja pensando en cuántos más han sido víctimas de los derrames de las aguas envenenadas de Barrick Gold.
Es frecuente ver a los campesinos mostrar sus vacas muertas. La propia minera debe distribuir agua de beber a los moradores pues arroyos y cañadas están contaminados.
Y la fauna y la flora de aquellos parajes, ¿qué cuentan? ¿Cuántas investigaciones ha realizado el Ministerio de Medioambiente? ¿Quiénes las conocen?
Salud Pública, ¿qué tipo de acompañamiento ofrece a las comunidades?
¿A quién le interesa la suerte de toda aquella gente víctima del desastre ambiental generado por la explotación de Barrick?
En el 2013 el presidente Medina logró sentar a negociar a una renuente Barrick Gold. Los precios del oro superaban con creces lo negociado en el contrato original. Diez años después, los precios del metal se han duplicado de nuevo.
En 2013 el precio promedio de la onza de oro fue de 1,414.8 dólares. Hoy es más del doble (2,988 dólares) y seguro seguirá subiendo a la luz de la crisis internacional.
La minera se baña literalmente en oro. La evidencia del daño ambiental por los derrames envenenados es tan abrumadora como los esfuerzos de Barrick para acallar cualquier denuncia.
El presidente Abinader debe reclamar a la minera canadiense mejor trato para el Estado dominicano y garantías de una vida decente para los moradores de la zona habida cuenta de que será nuestro país el que heredará la eterna amenaza de sus presas repletas de veneno.
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