Reflexiones sobre la deforestación en República Dominicana

15-09-2021
Medioambiente
Ojalá, República Dominicana
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La deforestación es un grave problema sobre todo en los bosques tropicales porque destruye muchos ecosistemas con toda la biodiversidad que albergan. Los bosques son insustituibles. La cobertura debe ser provista, pero la calidad de los servicios ecosistémicos que provee un bosque NUNCA será la misma que la de una plantación.

El informe del equipo de prevención de pandemias de Harvard expone que entre los principales hallazgos que el cambio de uso de la tierra, el tráfico de vida silvestre y la crianza de animales en granjas son las principales fuentes de derrame para la propagación de las zoonosis virales.

Por lo tanto, la protección de los bosques, y en especial los tropicales, reduce mucho el riesgo de propagación de otra pandemia; entonces, reducir la deforestación es un imperativo ahora más que nunca. Además de garantizar salud a los ecosistemas, los bosques son la principal forma de mitigar el cambio climático y de producción de agua.

La famosa frontera de la deforestación dominicana que mostraba la gran diferencia entre los dos países que comparten nuestra isla, ya no es tan ostensible. Aunque el Bahoruco y el suroeste han sido zonas muy afectadas, la realidad es que todas nuestras cuencas sufren deforestación. También es necesario reconocer los esfuerzos hechos en la zona fronteriza con los proyectos binacionales y con los programas Quisqueya Verde y Reforestemos Quisqueya.

Sabemos las principales causas del saqueo de nuestros bosques: expansión de la frontera agrícola por grupos de poder, desde producción de carbón y exportación ilegal de aceites esenciales desde los 90… Antes era por conuquismo y pobreza, pero esto ha cambiado como cambió la economía del país en los últimos 12 años. La segunda causa de destrucción de montes es la minería; las multinacionales siempre al acecho (Falconbridge, Belfond, Barrick, entre otras), y tercera la ganadería extensiva. Y no son exclusivas de República Dominicana, sino que ocurren en toda América Latina.

Aunque las principales causas de la deforestación sean económicas y las más importantes, siempre en la base y origen del problema hay razones sociales que son determinantes para mantener el uso de la tierra sin cobertura boscosa y en República Dominicana apenas se han comenzado a estudiar. En Haití es notable que en los años 50-60 la reforestación con ciertas especies como las ceibas fue exitosa por creencias religiosas de que esos árboles son habitados por luases, como los higos cimarrones son árboles sagrados para los budistas y así en otras religiones.

Pero con la penetración cultural de las religiones protestantes en Haití cambió esta concepción y comenzó a deforestarse lo ya reforestado, es decir bosques secundarios, y así llegó a la devastación de la mítica frontera Haití-RD. Hoy la hermana nación tiene esperanza, la que dan 14 millones de árboles sembrados por comunitarios.

En nuestro país hay algunos ejemplos, como campesinos serranos en la zona de los montones prefieren tener sus solares “limpios” porque quieren venderlos, quizás influenciados por la despoblación causada por la ola migratoria en los 50 y 60 hacia Estados Unidos. El emblemático caso de Sabana Iglesias, convertido casi en un pueblo fantasma. Por suerte esta situación fue remediada por la prohibición de los aserraderos en el primer gobierno de Balaguer y la aparición del Plan Sierra.

Digno de estudio también sería el nuevo movimiento ambientalista que estuvo muy activo en el lamentable caso del PN Sierra de Bahoruco. ¡Y qué bueno! Aunque de los aguacates del lado de La Placa en el PNSB nadie ha hablado y fueron los primeros dentro del mismo. Pero al parecer los demás casos, igual de lamentables, no ameritan la atención de los movimientos de redes sociales:

  • Los desmontes en Sierra de Neiba para los mismos aguacates, café y carreteras que proveen mayor acceso al monte.
  • Bahoruco Oriental, la Belfond desbaratando Las Filipinas y los cafetaleros acabando con los bosques nublados.
  • Desmontes en bosques secundarios y naturales como en Sabana Clara en la zona fronteriza yen Monte Plata.

Todos denunciados por ONG locales y por OJALA, pero no parecen concitar el entusiasmo militante de grupos muy activos recientemente y toda la prensa desde 2015 hasta las elecciones de 2020.

Además, que 2016 fue el año más seco y cálido en mucho tiempo, aunque parece que entonces era el gobierno el culpable de todo. Pero ahora no. Aunque son los tractores del IAD los que están halando los troncos en la loma de Managua y es el mismo IAD que está repartiendo las tierras del CEA en esa zona.

Estamos jugando a la demagogia, pero esto nos saldrá más caro de lo que los aguacates del PN Sierra de Bahoruco le salieron al gobierno anterior, que sólo perdió las elecciones; con esta deforestación desbocada somos todos los que perdemos y mañana será tarde.