Agua buena y malas prácticas

22-03-2021
Anjá | Medioambiente
Ojalá, República Dominicana
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⏱3.14 min

Hoy 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua y para la ocasión, las Naciones Unidas ha seleccionado como tema central su valoración para la humanidad.            

La fecha brinda la oportunidad, de destacar el aprecio, la relevancia y el significado que como habitantes de este planeta le damos a este líquido vital. 

Por igual, expresar la preocupación porque debemos hacer más para cuidarla, eliminando malas prácticas.

La cantidad y la calidad del agua se está viendo afectada en muchas partes del mundo por los efectos del cambio climático, la desertificación o falta de bosques, la contaminación de ríos, mares, lagos y subsuelo, como también al uso, consumo y manejo inadecuados.

Como consecuencia, estamos viendo en muchos lugares una fuerte disminución de agua potable, un aumento de las zonas con estrés hídrico, comunidades y países en conflicto por su uso, y hasta poblaciones que han tenido que emigrar para evitar la muerte.

La pregunta es: ¿quiénes están ocasionando esto? ¿quiénes son los responsables?

No podríamos culpar a quien no cuida el agua cuando desconoce por ejemplo, que en nuestro planeta la mayor parte de ella está en los océanos y sólo en un bajísimo porcentaje se encuentra en forma de agua dulce como recurso finito, o cuando se ignora que para cultivar algunos productos como el arroz, no es necesario utilizar el método por inundación.

Sin embargo, responsables  son aquellos que aún sabiendo que sus prácticas son dañinas, las implementan porque les conviene financieramente.

Industrias que vierten sus desechos en ríos, mares y lagos, produciendo su contaminación, entre tantos otros ejemplos que se podrían señalar.

En nuestro país, aunque hay mucho por hacer respecto al agua, hemos logrado avances, algunos de los cuales me gustaría mencionar por sus buenos resultados y que llamo firmemente a continuar y ampliar.

En materia de reforestación, los proyectos Quisqueya Verde y Reforestemos Quisqueya, en los que ha habido un involucramiento del Gobierno junto a comunitarias y comunitarios, que han permitido a éstos últimos la comprensión de que se pueden obtener beneficios económicos, cuidar el medioambiente y cultivar agua mediante la siembra de árboles.

Por igual, se han ido incrementando las acciones a favor de la mitigación y adaptación al cambio climático y su vinculación al agua. 

Existen modelos agroforestales que combinan la siembra de árboles y cultivos con muy buenos resultados, que convendría que sean extendidos. 

No obstante, se requieren protocolos bien definidos para orientar la resiliencia y estar preparados para reducir y gestionar los riesgos ante las inundaciones y sequías.

Hay que señalar, también que cada vez más instituciones y empresas asumen el compromiso de reducir, reutilizar y reciclar, con lo que se pretende bajar y manejar mejor la basura y los desechos que producen, poniendo un granito de arena para la disminución de la contaminación.

Sabemos que cada vez más personas son conscientes de la necesidad del ahorro del agua y satisface escuchar a niños y niñas referirse a los adultos con un “cierra la llave”, en señal de la internalización que sobre el particular han aprendido en la escuela.

Ejemplos como los señalados hay muchos más que podríamos seguir mencionando, pero lo  importante es que nuestro país trabaje acorde a una política de agua integral, coherente, flexible, participativa e innovadora, y sea el marco para definir aquellas que correspondan a cada sector económico.

Lo que si debe quedar claro es que se pueden tomar muchas acciones que mejorarían la situación del agua, como hacer un mayor uso de regadío por goteo y aspersión, reaprovechar las aguas de riego, incluir nuevas tecnologías en el proceso de producción, evitar las fugas, evitar la sedimentación y dar mantenimiento a los canales de agua.

Regular el vertido de desechos industriales, promover el uso de sanitarios de bajo consumo de agua y grifos automáticos, ampliar las redes de alcantarillado y tener mejor manejo de las aguas residuales, así como de los vertederos y los lixiviados que contaminan las subterráneas.

Valorar el agua es responsabilidad de todos y todas, valorar el agua es actuar en su beneficio, lo que se revertirá a favor de las personas y de nuestro planeta.