El hambre duerme del lado izquierdo
10-09-2025
Cuando no había nada, ella le acariciaba el pelo y decía: “Mañana sí, mi amor”. Y Felipe aprendió que “mañana” era una palabra que servía para estirar el presente.
Cuando no había nada, ella le acariciaba el pelo y decía: “Mañana sí, mi amor”. Y Felipe aprendió que “mañana” era una palabra que servía para estirar el presente.
Llueve.
Y no es solo el agua lo que cae:
es el tiempo oxidado,
las promesas que no llegaron,
la infancia que se mojó los pies y nunca volvió.
El obrero no invade, cultiva.
El migrante no arrasa, recoge.
El negro no contamina, canta.
El peligro es creer que son ellos el peligro.
Quien ama de verdad a su tierra no necesita que el otro desaparezca. Porque sabe que lo universal se construye desde lo particular, pero nunca contra lo diverso.