Aquel golpe de Estado
Ocurrió hace 60 años, quedan cruces y acotejos. Héroes y villanos convivieron, algunos lograron, después del regateo de hazañas, ocupar espacios en los altares de la patria.
Ocurrió hace 60 años, quedan cruces y acotejos. Héroes y villanos convivieron, algunos lograron, después del regateo de hazañas, ocupar espacios en los altares de la patria.
El cierre permanente de la frontera es impensable. Salir airoso de un lance como este, exige además de narrativa y respaldo, estrategia y suerte.
Asombra que los veedores éticos no se percaten de tantos desaciertos e ignoren la comedia diseñada para esconder un drama. “Los errores subsanables” están convirtiendo en inservible el ordenamiento jurídico.
El sacerdote incluyó en el sermón la queja porque el presidente no había retribuido su trabajo político. Convirtió el templo en local de partido cuando expresó: “esta es la iglesia del partido que está gobernando”.
El Cambio no se inmuta con ese remedo anacrónico de culto a la personalidad. El clímax sucedió en la conmemoración del 160 aniversario de la Restauración de la República. El director de Efemérides Patrias, emocionado, proclamó en Santiago, “líder restaurador” al mandatario.
El presidencialismo en su mejor momento. Como si algo faltara, entre los escombros emergió la creatividad del director de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia para anunciar la construcción de una Gran Plaza homenaje a las víctimas.
Ya el senador está libre y en cueros, no tiene que fingir menos persuadir amparado por una línea de crédito. Su campaña será transparente y quizás ahora menos pródiga. Corresponde a los electores votarlo o botarlo.
“No puede ser que queramos ser más garantistas que los países nórdicos” proclamó. Los aplausos retumbaron, demostrando la obsecuencia con el poder, aunque esté equivocado el jefe.
La obligatoriedad del debate no está establecida en ninguna ley, aunque en época de legiferar y de institucionalidad a la medida, todo es posible. Así comienza agosto, con calor, esperando el sacrificio.
El colapso del sistema penitenciario, controlado por el crimen, agrava la situación porque impide el propósito de reeducación y reinserción en la sociedad para las personas privadas de libertad.
Incomprensible la indiferencia de la vocería ética ante las imputaciones de autoría y complicidad con el tráfico y distribución de drogas, lavado de activos, que comprometen a cinco legisladores del PRM-cuatro en pleno disfrute de sus derechos.
Impecables los argumentos, oportunidad para exponer e imponer criterios jurídicos en ocasiones postergados. Las voces éticas ratifican la imponencia e importancia de las leyes en un estado social, democrático y de derecho.
La nomenclatura del Cambio, la de la pureza, es inexpugnable. Tiene deidades, verdades inmutables. Entre némesis y Themis y con la banderola de la ética enhiesta, las leyes pueden sucumbir, como en tiempo de caciques y tiranos.
Protagonista estelar, ocupó aquellos días de esperanza y dolor, de asombro y entusiasmo. Un despertar tardío después de tres décadas infames. Había otras acechanzas, otros conflictos. Desde su arribo lo persiguió la intolerancia. Llegó y empezó a recorrer y reconocer un territorio ajeno y querido. Comenzó a deletrear miserias, a nombrar desigualdades, a construir con palabras un camino distinto. Establecía relaciones entre viejos y jóvenes, hilvanaba parentescos con los recuerdos necios que permiten atenuar la desolación del exilio. Rechazó la hiena regodeada en el odio.
Nada ha podido detectar las caravanas de parturientas. Es fácil intuir que pronto los estrategas del Cambio propondrán omitir las estadísticas. El recuento de los partos contradice la verdad oficial.