Institucionalidad flexible
Después de la imprudencia del presidente de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana -CCRD- azuzada por representantes de grupos fácticos, el problema en la operatividad del órgano es inocultable.
Después de la imprudencia del presidente de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana -CCRD- azuzada por representantes de grupos fácticos, el problema en la operatividad del órgano es inocultable.
En PC anida el conjunto ético de la nación, sin techo para que nadie se atreva a lanzar piedras. Invencibles, acechan como fieras para dar el zarpazo a quien discuta designios “made un USA” y se atreva imputar a los grupos que protegen como voceros de sus causas.
Transformados los sindicatos criollos, subsumidos en organizaciones tripartitas, opulentos unos, cansados y pensionados otros, las demandas son distintas y las voces bajas y complacientes. La armonía reina entre trabajadores y gobierno.
Su versión fue acallada, ignorada, despreciada. La oficialidad reaccionó y el silencio ayuda mucho. La magia de “la connotación mediática” de un suceso, logra esconder la basura debajo de la alfombra para que la fantasía continúe. El médico Arnaldo Beltré, Sub Director del Hospital Materno Infantil San Lorenzo de Los Mina, fue cancelado desde que el secreto de las muertes de neonatos en el Hospital fue revelado.
Fuera de la persecución contra los malandrines morados, nada importa. La creación de la era de pureza y bienestar, necesita que la hierba mala sea pisada con la fuerza del caballo de Atila para que nunca vuelva a crecer. Las estupendas calificaciones otorgadas a este primer periodo del Cambio, depende del agravio a las ratas, lo demás ni por añadidura cuenta. Nada debe perturbar el paraíso.
l tiranicidio dejó huellas de dolor, temor y odio, poco a poco la nación se acotejó, muchas culpas repartidas sin arrepentimiento provocaron la negociación del oportunismo.
El momento es propicio para alegorías. Agnósticos y religiosos, de alguna manera, recuerdan el calvario, también la resurrección. Urbi et orbi resuena el eco del júbilo inicial, esa entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, antes del suplicio.
Veinte años después, con el law fare en sus buenas y con una escandalosa cantidad de presos preventivos viviendo hacinados en espacios medievales, aptos para la comisión de crímenes y delitos sin consecuencias, el tránquenlo se ha convertido en grito. Es reclamo popular, solicitado y complacido.
La celebración del primer año de gobierno trajo consigo la omnipresencia del presidente. Por doquier su imagen aparecía para recordarnos que “estamos cambiando”. Apabullante fue aquello, aunque entendible por el estreno y los logros.
Un epigrama y un disgusto trazaron el camino. A la directora general de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEIG) no le gustó el decreto que designaba a Luz del Alba Jiménez Ramírez vicecónsul en Barcelona.
La miseria y sus miserias reditúan y ahora se destapa el alofokismo desde la elite. Una altiva vocería elogia el caos y el desmadre de y en la 42. Consciente de su influencia pretende competir para reivindicar la anarquía con propuestas que ratifican el clasismo, la peyorativa intelección de la sociedad.
Imposible eludir la fecha, porque es día de la patria, de ese asombro que une y preocupa, esa ficción que determina y confunde. Entre el suelo agredido y ocupado está la historia y la pertenencia. Hoy el ideal de los filorios es anecdótico, apenas mencionado y los orcopolitas, con mayor patrimonio y poder, pretenden reducir la Republica a una comuna delirante sin identidad ni rumbo.
Desde aquella visita del ministro de Interior y policía a los familiares de David de Los santos para prometer castigo a los culpables de su muerte, se ha convertido en habitual la impúdica y abusiva intervención oficial en el dolor. La privacidad de los dolientes es interrumpida por el oportunismo mortuorio.
La presentación fue discreta, hubo pocas sonrisas y mucho compromiso. El trajín navideño permitió que aquello no mereciera comentario propicio. Ocurrió el 12 de diciembre del año pasado, la coincidencia de ministros, funcionarios y proyectos, emitía un mensaje de obediencia y cumplimiento.
Todos a una repiten que la solución está en la creación del Ministerio de Justicia. Y mientras los poderes fácticos, seguros de la aprobación del nuevo órgano, acuerdan nombres para presidirlo, la indiferencia apuntala el desastre.