El regalo del congresista
Ha triunfado la industria de lo incorrecto, hermoso calificativo para esconder acciones delincuenciales impunes.
Ha triunfado la industria de lo incorrecto, hermoso calificativo para esconder acciones delincuenciales impunes.
Siempre aparece el adalid del sistema penitenciario, una especie de supra poder, con sus recurrentes revelaciones. Variaciones sobre un mismo tema, oportunas para la distracción.
Ojalá que entre los “planes innovadores” que anunció el presidente esté asumir, sin justificaciones, la emergencia. Es mejor la prevención que la construcción de hospitales traumatológicos.
Para el año que asoma la tarea inicial tiene nombre de miembros de la Cámara de Cuentas y de nueva configuración del Consejo Nacional de la Magistratura para continuar complaciendo al presidente.
Es el viento frío de René del Risco, con la lírica premonitoria del asco y la derrota, apretando el acelerador para convertirse en símbolo. Mañana, excelente ocasión para un instante de paz.
Parece que el presidente ha decidido, durante un ratico, guardar la ley para que el sabio de la aldea transforme el sistema penitenciario.
El director de Intrant, convencido de su genialidad, sugiere como panacea al tormento cotidiano el uso de GPS y salir una hora antes para llegar al lugar previsto. La propuesta encubre la convicción de impotencia.
Los bombillitos vencerán la lobreguez y el desaliento. Fiesta y mañana gallos, que “la vida se hizo pa gozá namá” y en enero la Virgen de la Altagracia y el patricio, ayudarán a vencer los retos del 2025.
La arrogancia ética y la propaganda mostrará el rostro alegre de las niñas disfrutando el desayuno escolar. Niñas vulnerables, que no tienen protección en la casa, en el vecindario, en la escuela, en el templo. Será otro día para la fanfarria inútil.
El antiguo gerente de EDESUR, como si quisiera conjurar torpezas pasadas, pretende: “transformar el sistema de transporte dominicano, para que sea más seguro, eficiente, accesible y sustentable».
Las concesiones tienen forma de decretos, de contratos, de asesorías vicarias. Cuotas importantes para avalar ficciones institucionales, creíbles solo en los textos.
La fanfarria reformadora no oculta la impotencia para perseguir y evitar el crimen, asoma en la retórica oficial.
De nuevo la ratificación del estilo convertido en marca: presentar, defender y después, cariacontecido y magnánimo, transigir y clamar por la compresión y el diálogo inexistentes antes.
Los religiosos defendieron sus privilegios, fueron complacidos y de inmediato comenzaron a respaldar la “modernización fiscal” antes del discurso presidencial.
La iniciativa permitía desviar la atención porque algunos percances demostraban falsía en el discurso oficial como la crisis en el sector eléctrico, el sempiterno drama del tráfico impune de haitianos.