Sector agropecuario: semillas sembradas, cosecha olvidada
Continuidad de estado ausentes y un Gobierno que solo hace anuncios. La continuidad de estado ha sido una línea frágil, evidenciando falta de compromiso y seguimiento en las tareas y proyectos emprendidos por sus antecesores.
El actual gobierno se ha sumido en la inercia, dejando que proyectos cruciales para el desarrollo del país caigan en un estado de abandono, mientras se hunden en el vicio de proclamar de nuevo lo previamente anunciado, en una conducta deshonesta que no se traduce para nada en resultados. Contrastando con la administración anterior, que no solo daba seguimiento a las obras y gestiones, sino que también tomaba nuevas iniciativas con entusiasmo admirable.
Un ejemplo palpable de continuidad y sano accionar de estadistas se refleja en el sector agropecuario durante los gobiernos del PLD especialmente los últimos 8 años. El expresidente Hipólito Mejía inició un programa visionario de siembra de mangos, cuyos frutos fueron cosechados por los gobiernos de PLD y multiplicados por 5, pasando de cosechar 11,639 tareas en 2004 a cosechar 63,777 tareas en 2020.
Sin embargo, el presente gobierno no solo ha descuidado esta exitosa iniciativa dejando caer las exportaciones de 21,689.2 toneladas métricas en 2019 a 7,983.3 toneladas métricas en 2022 para una reducción del 63.14% en gran medida por la falta de gerencia y asesorías técnicas por parte del gobierno a los productores, tanto en el apoyo financiero como para el mantenimiento de certificaciones y manejos
adecuado de plagas que afectan significativamente la producción.
Palabras que resuenan, pero proyectos que se desvanecen
Otro caso ilustrativo es la construcción de invernaderos iniciadas en el periodo 2000-2004, un proyecto que experimentó un crecimiento constante durante la administración pasada que avanzó de 269,000 m2 de superficie de invernadero instaladas en 2004 a 11,855,000 m2 en 2020 para un crecimiento de 43.12 veces lo que había o mejor dicho un 4,312%.
Sin embargo, la presente gestión se jacta de los niveles alcanzados sin darse cuenta y reconocer que sólo ha cosechado los frutos de la tendencia ascendente generada por el impulso de gobiernos anteriores.
En lugar de seguir avanzando, el gobierno actual parece conformarse con apropiarse de logros ajenos, sin realizar inversiones significativas para mantener y mejorar la infraestructura existente, pues según fuentes confiables en 3 años de gestión sólo han agregado los M2 financiados y contratados antes de ser juramentado el actual gobierno lo que evidencia la nula ejecución de plan alguno.
En otro plano cabe destacar que palabras como «911», «construcción de escuelas», «visitas sorpresas», «seguridad vial», «hospitales», «planes sociales», «jornadas de fumigación» y «campo dominicano» evoca en la mente de los dominicanos el término «abandono». Proyectos y acciones, que en algún momento fueron faros de esperanza y progreso, ahora languidecen por falta de atención gubernamental.
De forma particularmente dolorosa, los proyectos fruto de «visitas sorpresa», que antes eran un modelo admirado por otros gobiernos, han sido abandonados probablemente por mezquindad de méritos. Estas visitas, que apoyaban directamente la producción nacional agropecuaria han dejado de ser una prioridad, quedando en el olvido.
Se ha perdido el apoyo directo a los productores y, en consecuencia, la tan deseada estabilidad de los precios de los alimentos, mantenidos anteriormente por acertadas políticas del gobierno. La continuidad de estado y las acciones efectivas son escasas, planteando tiempo perdido en la carrera de ser cada día más competitivos ante los desafíos que nos acechan.
La administración actual no implementa nuevas medidas para fortalecer y diversificar la producción agrícola nacional, a diferencia del éxito logrado por el gobierno anterior que no solamente impulsaba todo nuevo proyecto viable, sino que estaba al tanto de la necesidad de transferir tecnologías a los ya tradicionales. Mientras este cosechaba éxitos tangibles, el actual Gobierno solo anuncia intenciones sin traducirlas a ningún hecho concreto.
Se agrega a esta situación la realidad de que el tiempo y la esperanza se están agotando para la actual administración. La falta de acciones concretas y cambios significativos representa una amenaza para la agropecuaria a nivel general, y la urgencia de un compromiso real es cada vez más evidente con cada día que pasa.
En este contexto, la percepción creciente es que el retorno del PLD al gobierno se ve como la esperanza para la recuperación y la restauración de la confianza en los productores agropecuarios.
La actual administración ya no tiene el beneficio del tiempo a su favor, el desafío crucial reside en tomar medidas inmediatas para revertir el curso de proyectos y sectores abandonados, para así recobrar la confianza del país, la tranquilidad del pueblo y seguir desarrollando nuestro potencial agropecuario en el futuro inmediato.
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