En días recientes, de nuevo vimos al ministro de Agricultura, mentir frente al presidente de la República, al repetir que la producción de arroz en el presente año calendario logrará una producción récord.

Esa falsedad la he evidenciado con cifras oficiales en varias ocasiones, por lo que no vale la pena repetir lo que he dicho y escrito amparado en cifras irrefutables.

Varias personas me han preguntado por qué el Presidente ha sido tan tolerante con el ministro de Agricultura, por lo que aprovecho la ocasión para dar a conocer públicamente lo que, a mi entender, son las razones:

El ministro de Agricultura, según su declaración jurada de bienes, forma parte de los más ricos funcionarios de este Gobierno.

En su hoja de vida se identifica como uno de los principales socios de la empresa más grande de Santiago, que trasciende nuestra frontera con instalaciones bi-nacionales.

Igualmente, accionista de una de las empresas constructoras de más poder económico, además asociada a otras importantes constructoras.

Formó parte de la fortaleza económica que llevó al triunfo del PRM en el país, y con mayor arraigo en la región del Cibao y de manera especial del equipo de apoyo a las candidaturas congresuales de la provincia de Santiago y La Vega.

En su accionar como Ministro, además de cancelar alrededor de 800 técnicos agropecuarios, entre médicos veterinarios, ingenieros agrónomos y agrónomos, logró el cambio en un solo decreto de 5 viceministros y en el sector ha incidido en cambios de dirección en el IAD (dos directores) y FEDA (degradación del director e inclusión de otro). Sus relaciones no son adecuadas ni convenientes para el sector con el director de Inespre ni con el del de la DIGEGA, que es la Dirección de Ganadería.

Muy llamativa fue su relación con el destituido director del INABIE, con quien, según él y ratificado por el Presidente, se reunían todos los lunes a coordinar el trabajo relativo a la alimentación escolar.

Hoy 30 de noviembre no se han publicado los informes mensuales de la actividad agrícola hasta el 30 de octubre, ni se han dado a conocer los resultados de las compras y ventas de productos que además de las pérdidas económicas, en almacenes se han perdido por deterioro una cantidad considerable de papas, zanahorias, cebollas, ajo y otros productos.

Es necesario que los organismos de supervisión obliguen a los funcionarios, sin importar su poder, a ser transparentes e informar a la ciudadanía de los resultados de las instituciones bajo su responsabilidad.

Aguardamos que informen con la verdad, muy proclives hasta ahora al uso de la mentira.