De forma innegable, la estabilidad en el crecimiento de la producción y los precios está influenciada por el programa de pignoración establecido en el año 1998 y la introducción de semillas geneticamente mejoradas, junto al uso de tecnologías a partir de mejor nivelación de los terrenos y otras innovaciones.

Hay serios temores en la actualidad: retraso en el cumplimiento del subsidio a través de la pignoración y la reducción de la producción, al mes de septiembre, de más de 1.2 millones de quintales, con proyección de que la reducción del año alcance 1.5 millones de quintales.

Es urgente recobrar la tranquilidad en este importante sector de la producción agropecuaria y mantener el ritmo de crecimiento en los rendimientos, pues a partir del año 2025, entra en vigencia plena el DR-CAFTA con este cereal.

El país no perdonaría a los responsables si se produjera, además de la intranquilidad entre los productores, la pérdida de la autosuficiencia en la oferta del arroz, pues es de pleno conocimiento que el dominicano prefiere la calidad y sabor de nuestro arroz comparado con el importado.

Uno de los éxitos más notables es la mejoría de la calidad, a tal nivel que el arroz importado, para ser vendido, es mezclado con el de producción nacional. Defendamos nuestra producción y no sigamos privilegiando las importaciones.