La vida te da sorpresas
El mundo está cambiando en todos los órdenes, cada día de forma más rápida, tomando más fuerza y velocidad aquella sabia expresión de que hoy no es ayer, ni mañana tampoco será hoy. La ciencia en general avanza a pasos agigantados y los conceptos se modifican en un abrir y cerrar de ojos.
Escuelas y universidades se ven compelidas a revisar los programas de enseñanza y aprendizaje, puesto que en un corto periodo de tiempo se tornan obsoletos. Hay que educar para que la gente viva más y mejor.
El voluminoso desarrollo tecnológico, uno de cuyos exponentes más recientes lo constituye la inteligencia artificial, amenaza con sustituir muchos empleos. Esto último es una verdad relativa puesto que la experiencia profesional adquirida a través de decenas de años de labor ininterrumpida en áreas como la medicina, no siempre resulta fácil, ni recomendable echarla a un lado.
Periódicamente suelo hacerme un chequeo analítico de laboratorio clínico, cardiológico y de vías digestivas, así como del aparato respiratorio y urinario en busca de alteraciones tempranas de enfermedades crónicas, entiéndase hipertensión arterial, diabetes mellitus, hipercolesterolemia, amén de varios precursores de neoplasias malignas. Esto debería ser rutina en todos los individuos que hayan pasado el umbral de los cuarenta años.
El trazado de la actividad eléctrica cardíaca mostró un patrón indicativo de un infarto de miocardio con un bloqueo del circuito conductor. Me sorprendió el hecho de no manifestar síntoma alguno de dolor, ni de dificultad respiratoria. Varias décadas de caminata diaria de más de dos horas acompañada de un peso adecuado con una dieta mayormente vegetariana, así como un estilo de vida sin tabaco, alcohol, ni grasa animal ponían en cuestionamiento dicho electrocardiograma.
Así lo entendió el experto en el área, por lo que recomendó la realización de un ecocardiograma para constatar si era o no cierto lo del daño cardíaco. El estudio se realizó dos semanas más tarde. Ese intervalo de 15 días trajo consigo hondas reflexiones analíticas del pasado acompañadas de propuestas programáticas para un futuro inmediato.
Llevé a cabo una serie de labores organizativas con el propósito de encomendar a miembros de la familia ciertas funciones que permitieran el posterior desenvolvimiento cotidiano sin sobresaltos, ni pesares a partir de mi retiro permanente hacia el mundo de los muertos.
Se siente un enorme alivio cuando se logra organizar la despedida a sabiendas de que no se dejan problemas, al tiempo que se garantiza la estabilidad de los seres queridos que seguirán su curso existencial.
¡Al fin se cumplió la fecha del esperado ecocardiograma! Los resultados no sorprendieron al avezado experto en cardiología: el corazón septuagenario latía sano y vigoroso con su musculatura de contorno natural y las válvulas ajustadas a su edad, llevando a cabo su acostumbrado funcionamiento. Este humilde mortal sintió un sano alivio al constatar a lo Sabina que “el traje de madera que estrenaré no está siquiera plantado”.
La inteligencia artificial con su Chat Gpt carece de la inteligencia emocional y el deja vu que solo el Homo sapiens sabe sentir. Tampoco logra evocar en el instante indicado aquel verso de Rubén Blades hecho salsa en Pedro navaja que dice: “La vida te da sorpresas/ Sorpresas te da la vida…”