Mentalidades dominicanas
El cambio climático, la guerra y las pandemias nos igualan y matan a todos, mansos y cimarrones.
El cambio climático, la guerra y las pandemias nos igualan y matan a todos, mansos y cimarrones.
Mete miedo y horripila las decenas de miles de víctimas mortales de los conflictos bélicos del Oriente Medio.
Podemos prevenir o detectar bien temprano males como la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad y el estrés crónico, y tomar las medidas perentorias para evitar males peores. El cáncer detectado en sus comienzos puede ser curado.
Lo que en el pasado inmediato constituía una delicia salir a trotar o simplemente caminar hoy queda reservado para áreas cerradas con vigilancia continua que más bien parecen recintos carcelarios.
La salud como un derecho ciudadano y deber gubernamental no es compatible con una total privatización de esos servicios. Por ahora recibe atenciones de salud quien pueda pagar.
Abogamos por una niñez sana, robusta, educada y feliz que nos conduzca a una plena adultez socialmente responsable, pacífica e integrada.
La paz y no la guerra permitirá que la industria no armamentista se imponga en el mundo. Solo así dotaremos a los y las terrícolas amantes de la vida y del bienestar colectivo de mayor.
En la Cumbre del G7, el papa tocó el tema de la Inteligencia Artificial. Catalogó esta última como un paradigma tecnocrático a ser dotado de sentido ético.
El ser social se inicia en ese poderoso círculo representado por la familia, la cual como célula primaria, irradia amor y fuerza hacia los demás integrantes del planeta.
La hipocresía sigue venciendo a la sinceridad. Ahora resulta imposible distinguir la verdad de la mentira, lo real de lo virtual. Sócrates nos resultaría oportuno con su legendaria expresión de “Ni yo sé que nada sé”.
Unamos la descosida alfombra de la contemplación y admiración entre las etnias. Creemos un ejército internacional con luchadores que lleven por consigna su lucha por una vida larga y sana universal.
Distinguir lo verdadero de lo falso dentro de la realidad virtual es hoy por hoy uno de los mayores retos del presente.
Más que descalificar o denostar a las personas envejecientes, deberíamos invertir recursos para hacer más útil, más placentero y menos doloroso el período de cierre del ciclo vital del Homo sapiens.
Si nuestras escuelas de medicina pusieran mayor énfasis en el diagnóstico temprano de enfermedades, no tendríamos en las mesas de autopsias los miles de cadáveres de gente que asistió a una sala de emergencia.
Muy a pesar de la interconectividad noticiosa mundial contamos con cientos de millones de terrícolas cuya mayor atención se enfoca en el entretenimiento banal y el consumismo irracional.