A las madres hay que celebrarlas siempre. 

Y siempre hay que acompañarlas, apoyarlas y reconocer que, en gran parte de los casos, es una posición mal pagada, pero también, una de grandes alegrías y recompensas.

Recordar con cariño a las que ya no están, envolviéndonos en la nostalgia por la ausencia de su abrazo y su sonrisa.

Apoyar a las que no tienen una tanda extendida que funcione para su tranquilidad y bienestar de sus hijos.

Pensar en las que ya no les llega el crédito para su negocito o para seguir sembrando comida y futuro en los campos, y en las que sufren la falta de funcionamiento del CAID.

Tomar de la mano a las que quieren y saben que es posible que todo sea diferente y mejor.

A mami, mamá, má, mamita que apapacha, fortalece y cura y que es muchas profesiones en una. A las mías, las de mi vida, a las de Comunidad Ojalá, a las que nos leen y nos siguen, a las que apoyan este proyecto y las que vendrán, ¡Feliz Día!

Gracias por ser y estar siempre, mamá.