Si sobra tanto dinero, como cuenta el Presidente, ¿por qué la inversión pública no llega al 2% del PIB? Si tanto sobra, ¿por qué la deuda pública consolidada ha aumentado 12,423 millones de dólares los últimos dos años? ¿Por qué tantos préstamos, si tanto sobra?

¿Por qué entregar recursos naturales a cambio de miserias que a la larga no alcanzarán para resarcir el daño ambiental? ¿Por qué no concluye Monte Grande? ¿Por qué la avenida Ecológica no termina de conectar con la autovía del Este, faltando apenas unos metros de construcción?

¿Por qué faltan tantas escuelas, por qué faltan butacas, por qué la precariedad en el programa de medicamentos de alto costo, por qué aprobar importaciones en lugar de apoyar a productores? ¿Por qué disminuye el presupuesto de Agricultura?

Todo es posible en un país en que el crecimiento rompe récord mientras, de forma vergonzosa, trabajadores tienen uno de los salarios mínimos más bajos de la región.

Quizás, como dice el Gobierno, el dinero sobre, pero para quién. La economía crezca, pero para quiénes.

La torpeza de jactarse de lo absurdo, rayando en lo patético, tal vez sea perdonable. A fin de cuentas, ¿qué se le puede pedir a un Gobierno cuyo Presidente y funcionarios viven en las periferias del criterio?