Que una cantidad importante de electores no vote es objetivo del PRM. Facilita alcanzar un alto porcentaje. Los desmovilizados son sobretodo opositores, indecisos, indiferentes, primeros votantes de las clases más vulnerables.

Lo consiguió en 2020 mediante confusión, favorecido por el sabotaje en la JCE, el soporte de oscuros sectores, el apoyo de personajes de la administración Trump, la división de la oposición y la pandemia del covid 19 que se iniciaba.

Ahora, con todo el Estado a su favor y sed de poder total, era de esperar que provocaran abstención mediante todos los métodos posibles.

Con lo que no contaban PRM y gobierno es con las redes sociales. Éstas hicieron lo que no hizo la oposición: documentaron con lujo de detalles lo que sucedió a escala nacional: propaganda abrumadora alrededor de los centros de votación, coacción a los votantes, compra masiva de cédulas, ausencia total de controles…

¿Y para qué aquel derroche de poder? Para abrumar. Para crear percepción de poder absoluto para mayo.

Pero creer que se conformarán con dominar el poder municipal sería otro error.

Lo que interesa a la oligarquía gobernante es mayo. Es el control total del Congreso. Así podrá  continuar la incesante carrera de préstamos. Impondrá su reforma tributaria contra la clase media y los pobres. Seguirá violando a sus anchas la ley de Compras Públicas. Continuará distorsionando la economía y desmontando el aparato productivo nacional mediante las importaciones. Es la naturaleza de los gobiernos oligárquicos.

Tiene, no obstante, un problema: su votación no experimenta aumentos significativos desde 2012. De hecho, acaban de obtener unos 300 mil votos menos que en 2020.  

Es seguro que de nuevo perseguirán  una alta abstención. Habrá que saber cómo lo harán y si las fuerzas opositoras y el pueblo se lo permitirán.