PLD de bajo costo
Desde su fundación y durante la primera mitad de su existencia (años 1973 a 1996), mientras se sembraban los cimientos de identidad, funcionamiento y formación política, el PLD, entonces opositor, fue un partido de bajo costo y alta productividad.
Autosostenible. Metódico recaudador. Además, que no es poca cosa, eficiente administrador de los aportes que hacían disciplinadamente sus miembros, también empresarios, comerciantes y productores del campo.
Al PLD se iba a dar horas de trabajo, ingenio, alegría, entusiasmo, se donaban bienes, se cotizaba como deber y se recaudaba entre el pueblo como tarea para financiar las tareas de liberación.
Tres factores favorecieron el éxito del modelo de partido de bajo costo:
Primero: La reputación de los dirigentes y militantes del PLD, preparados, serios y frugales, con planteamientos propios y diferentes al PRSC y PRD, de qué y cómo hacer para llevar prosperidad y bienestar al pueblo dominicano.
Segundo: La conciencia política, las horas de trabajo entregadas al partido, la creatividad, la disciplina, los métodos de trabajo y la frugalidad, tenían más valor que el dinero y las ambiciones personales.
Tercero: El todavía poco impacto de la privatización de la política como daño colateral de las políticas económicas neoliberales que, años más adelante, fragmentaría a los partidos, promovería una supuesta libertad en su interior para generar caos y hacerlos ingobernables, encarecería hacer política mediante la marketinización de la vida cotidiana; demonizaría al militante duradero y pensante y deificaría al votante emotivo y desechable.
El empobrecimiento de la conciencia política de los ciudadanos, ya convertidos en partidos de gobierno, hicieron del PLD y del PRD (ahora PRM) partidos de alto costo.
Toca ahora al PLD en la oposición, regresar al partido de bajo costo. De lo contrario, corre el riesgo de ser otra marca blanca como el PRM.
La buena noticia es que el PLD dispone hoy de la tecnología y la inteligencia artificial y más aún: con la inteligencia humana para optimizar procesos y una dirigencia dispuesta y sabia.
De lo que se trata con el partido de bajo costo es de maximizar el impacto de sus acciones desde estrategias creativas frugales, ejecutadas por una estructura de militantes bien formados, capaces de autoorientarse, autofinanciarse y con alta moral combativa.
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