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Este Día de la Tierra nuestra casa está en números rojos. El 2020 fue uno de los tres, más cálidos, aun con La Niña y, por eso mismo, 2021 tiene 17 tormentas tropicales nombradas. La década 2011-2020 fue la más cálida desde 1888. En Europa, marzo fue el mes más seco del siglo y el cuarto en 60 años. El agua cotizando en bolsa no ayuda, sino al asalto neoliberal a los países de América Latina con las mayores reservas del planeta.

En 2020 la deforestación debió reducirse a la mitad, aun con avances, incluido nuestro país, diez millones de hectáreas de bosques se pierden anualmente, RD no fue la excepción. Una de cada cinco muertes en el mundo es causada por la contaminación del aire por humo de vehículos y fábricas y, como si fuera poco, comemos y respiramos literalmente microplásticos.

Quisiera que la situación en nuestra isla fuera más halagüeña, pero no. Desde junio pasado lo dijimos y el cambio (no el climático, sino del PRM) solo la ha empeorado.

De un ministro ex representante de Monsanto a un abogado de imagen hueca, cual fruto vano. Que despide personal técnico del interior generando vandalismo en Bahoruco e incendio de casetas, en Samaná y Salcedo, y estimula el apetito congresista por repartir lo que queda de nuestras áreas protegidas dizque por un inventado “reordenamiento territorial”, mientras la verdadera Ley de Ordenamiento está engavetada allí, como todas las importantes, huérfanas de lobistas. Pobre planeta. Pobre isla. Pobre país.

Ángela Guerrero. Bióloga – Botánica (UASD)