Micro plásticos: Chiquitos pero tupíos
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Cada día que vivimos echamos una batalla sin darnos cuenta de que andamos en plena lucha. El plástico, nuestro amigo conveniente, práctico, barato y multipropósito es nuestro oponente. No es fácil resistirse a sus encantos ni escapar de su práctica versatilidad. Está en todas partes.
Te lo dan sin pedirlo y, si lo rechazas, hasta te miran raro. Lo malo es que el plástico que vemos no es el peor de todos. Hay uno más escurridizo y abundante aún, el micro plástico.
Cuando algo es micro en tamaño la mayor parte de las veces no puede ser percibido a simple vista. Así es que nuestro enemigo mortal (literalmente) puede medir 5 milímetros o menos. Es estimado que ya podemos medir la cantidad de micro plásticos que consumimos en nuestras comidas a diario, y hasta aspiramos en nuestra obligatoria tarea de respirar para vivir.
Los micro plásticos han sido encontrados en las tripas minúsculas de los anfípodos (crustáceos diminutos) que habitan las trincheras más profundas del Océano Pacífico a 7,000 y hasta más de 10,000 metros de profundidad (Jamieson, et al. 2019).
Los pedazos plásticos de mayor tamaño que llegan al mar se descomponen en múltiples fragmentos cada vez más minúsculos. También, cada vez que lavamos nuestras telas sintéticas mandamos al medioambiente una cantidad incontable de micro plásticos. Éstos, a su vez, pasan a los peces que consumimos o llegan suspendidos en el aire, donde nosotros los respiramos inadvertidos.
Ningún lugar del Planeta es lo suficientemente recóndito como para que esté libre de plástico. Ni siquiera el vientre sagrado de la madre se escapa, pues ya varios estudios han comprobado la presencia de micro plásticos en la placenta.
Tan pequeños son (0.01 mm) que pueden transportarse con facilidad por nuestro torrente sanguíneo. No tenemos idea de qué puede implicar esto en términos de salud, pero podemos imaginarnos que bueno no será.
Mientras sigamos permitiendo que toda la responsabilidad de desecho caiga sobre el consumidor final, no habrá un impacto significativo positivo que podamos observar. La idea no es desanimar los esfuerzos de reciclaje, reducción y reúso de desechos, que esto es fenomenal para nuestra economía familiar.
Solamente cuando las grandes corporaciones que empacan con plásticos sin pena ni preocupación reciban sanciones costosísimas y un plazo de tiempo firme para cambiar su proceso y material de empaque a opciones libres de plástico, será cuando posiblemente empecemos a ver la luz al final del túnel. Y ojalá que el túnel no esté también hecho de plástico.
A. J. Jamieson , L. S. R. Brooks , W. D. K. Reid , S. B. Piertney , B. E. Narayanaswamy and T. D. Linley (2019) Microplastics and synthetic particles ingested by deep-sea amphipods in six of the deepest marine ecosystems on Earth.
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