La lluvia tiene una especie de magia que nos invita al recogimiento, a pensar o a recordar pequeños detalles de la vida.

Sin embargo, hay noticias que impiden que uno disfrute la lluvia en paz. 

La pasada semana el ministro de Medioambiente declaró que había saneado una nómina con más de 600 personas que cobraban sin trabajar, el presidente de la Cámara de Diputados y funcionarios del gobierno tronaron pidiendo su cabeza.

Llegaron al poder con un discurso anti corrupción que ahora se les revierte y los jefes del partido de gobierno no quieren que se toquen esas teclas.

El ilustre ministro de Interior dice que los casos de violencia son aislados; sin embargo, la gente sale a la calle con miedo, hay zonas del país donde gobierna la delincuencia que mantiene “aislados” de allí a las autoridades. 

Dice el último informe sobre pobreza que tenemos menos pobres y que la pobreza monetaria bajó.

En la calle y en las redes el pueblo dice lo contrario.

Lo cierto es que uno de cada tres dominicanos es pobre. 

Casi 300 mil personas salieron del país de forma ilegal en los últimos meses. Gente se quiso ir porque aquí no siente que pueda alcanzar sus sueños de vida.

Aprovechando la lluvia, el gobierno le dio el permiso a la Barrick para que opere otra presa de colas que afectará decenas de comunidades desde Cotuí hasta Yamasá.

Cuando escampe quizás aparezcan algunas noticias que eleven la esperanza.