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En su reciente visita al sector Domingo Savio, donde se desarrolla uno de los emprendimientos innovadores de la administración Medina, el presidente Abinader admitió que “éste es un proyecto del pasado gobierno” que “debe ser continuado porque está bien concebido”, fueron más o menos sus palabras.

Pero no es sólo Domingo Savio. También son proyectos exitosos a ser continuados el teleférico de Santo Domingo, el sistema de emergencia y seguridad 911, la jornada escolar de ocho horas y las nuevas escuelas, liceos y estancias infantiles; los nuevos corredores para el transporte, la presa de Monte Grande, las avenidas de circunvalación en construcción, las políticas que permitieron la creación de empleo y la reducción de la pobreza, y un largo etcétera.

Porque eso es gobernar: continuar lo que está bien. Como lo hizo el presidente Medina, quien además tuvo el coraje de corregir mucho de lo que aún había de mal en el Estado dominicano y, además, emprender también lo que estaba por hacer. Con creatividad.

No se construye un Estado de un día para otro. Y construir un Estado es construir institucionalidad. A Europa le tomó siglos y muchos Estados europeos aún siguen en construcción. A Estados Unidos por igual. Y Haití aún lucha por ese objetivo.

No hay cambio con palabras. El actual gobierno da continuidad a la obra de Medina o va directo a la improvisación y al fracaso. No es sólo Domingo Savio, señor presidente.